Probablemente, el único blog escrito por una mujer que jamás hablará de zapatos.
29 de abril de 2007
Otra sanquijuela en el bote
Están locos estos samburu
-Las cabañas de los samburu se llaman manyattas y están construídas con ramas, mimbre y boñigas. Las hacen exclusivamente las mujeres.
-Los hijos sólo abandonan el hogar materno y construyen su propia manyatta cuando se casan.
-Las mujeres son las únicas que trabajan en el pueblo, pues se considera indigno que un guerrero lo haga. Lo máximo que hacen es encargarse de las cabras y matar los animales.
-Los guerreros y las mujeres han de comer separados, pues toda comida que haya sido mirada o tocada por una mujer, trae mala suerte para el hombre. Sólo pueden tomar juntos el té.
-Como los musulmanes, la comida no puede ser tocada con la mano izquierda; sólo se puede utilizar la derecha.
-Cuando se considera que hace falta matar a un animal para comer, se encargan los guerreros. Es obligatorio que el animal esté muerto antes de clavarle un cuchillo, así que primero hay que inmovilizar al animal, después asfixiarlo, recoger su sangre para beber y por último destazarlo.
-Los primeros que comen de un animal muerto son los hombres y ancianos. Un guerrero puede devorar kilo tras kilo de una sentada. Después, lo que sobre, se lo llevan a las mujeres para que coman ellas y los niños.
-La bebida oficial es el chai (té con mucha cantidad de azúcar que se toma a todas horas). También se come carne de cabra, guisos sencillos de arroz y tortas de harina de maíz. Consumen también leche de cabra, tabaco, cerveza de maíz y miraa, unos tallos que mastican con efectos excitantes, similares al de la cafeína.
-Entre los samburu hay división de bienes: hombres y mujeres tienen sus propios animales y pertenencias. En la boda, los invitados regalan animales y objetos a la pareja, pero deben dejar muy claro a quién se lo regalan, si al hombre o la mujer.
-Un guerrero samburu puede tener “novia” antes de casarse. La novia es una chica joven con la que puede tener relaciones sexuales sin compromiso, y a la que el guerrero regala perlas y joyas para que esté muy hermosa. Sin embargo, la chica nunca se casa con ese guerrero, puesto que es el padre el que decide con quién se casa el día antes de la fecha fijada de la boda, y la casa con un hombre distinto. Es una gran humillación para una “novia” que el guerrero se case con otra teniéndola a ella de novia.
-Expresar que algo o alguien es “hermoso” atrae mala suerte; nunca debe comentarse que un bebé es guapo, por ejemplo.
-La fecha de las bodas la fijan los ancianos en función de la luna y las constelaciones.
-Cuanto mayor es el número de invitados una boda, sobre todo de ancianos, mayor es el prestigio que adquirirán los novios.
-Antes de la boda, a la mujer se le somete a la ablación de clítoris. De lo contrario, no será una buena mujer y no podrá tener niños sanos.
-Durante el embarazo, los hombres no pueden tener relaciones sexuales con la madre, pues de lo contrario nacerían los niños con la nariz tapada.
-La vida de una mujer vale menos que la vida de un cabra. Si un hombre cae enfermo, se le atenderá con todo cuidado; si es una mujer, se toman pocas o ninguna molestia.
-En las aldeas samburu, cuando alguien quiere hacer de vientre, mea a los lados de la choza: la arena lo absorve todo. Pero si quiere hacer aguas mayores debe irse detrás de unos arbustos espinosos o de una caseta preparada sobre un hoyo para tal efecto. Si hace caca al lado de una choza, tendrán que cambiarse de casa, será una humillación eterna para esa familia y tendrán que regalarles una cabra sacrificada a los vecinos.
-Los masai no besan; es asqueroso. Los hombres no pueden toar a una mujer de cintura para abajo y las mujeres no pueden tocar la cara, el pelo ni el sexo del hombre.
-Los masais se lavan en el río, estando separados hombres y mujeres. Los hombres se lavan unos a otros completamente desnudos. En cambio las mujeres no deben quitarse la falda para bañarse.
-Los bebés recién nacidos son trasportados desnudos junto al cuerpo de la madre, cubiertos por el kanga. Cuando el niño se hace sus necesidades encima, la madre le limpia el culo a escupitajos y lava la ropa sacudiéndola y restregándola con arena.
-Un bebé recién nacido no puede ser visitado por nadie hasta que pasen unas semanas.
-Que te escupan es un gran honor. A los bebés se les escupe en manos y pies; restregarte un escupitajo en la frente es señal de bendición.
-Lo mejor que le puede pasar a una joven es ser la primera mujer de un guerrero. Ser la segunda o tercera mujer de un hombre es un matrimonio de baja categoría, aparte de que las chicas acaban siendo muy desgraciadas.
-Es costumbre que la nieta mayor pase a ser propiedad de la abuela, pues está destinada a cuidarla en su vejez.
-Una vaca que ha tenido un ternero es todo un acontecimiento social. La vaca recién parida se queda dentro de la casa, y todos los vecinos tienen que ir a visitar a los dueños afortunados.
-Los animales domésticos se pasean a su antojo dentro de las casas, sobre todo los recién nacidos. Los inquilinos han de dormir con la cabeza tapada para evitar las moscas.
-Para evitar que se deshaga su elaborado peinado, los guerreros duermen apoyando el cuello en un artilugio de madera, como las geishas.
-Cuando un masai se encuentra a otra persona, tiene la obligación de hacerle una serie de preguntas: quién es, dónde vive, cómo están sus animales, de dónde viene y a dónde se dirige. Es la única manera de estar informado de lo que ocurre en la región.
-Proporcionar hospitalidad, comida y cama, es obligatorio, te lo pida quien te lo pida.
-Los guerreros han de pasar por una ceremonia ritual de tres días para pasar a ser guerreros viejos. Entonces los chicos jóvenes de la anterior generación pasan a considerarse guerreros tras someterse a un ritual de circuncisión.
-Los masai sólo encuentran razonable llorar cuando alguien se muere.
-Evitan los muertos y nunca hablan de ellos; si tienen que tocar uno, después deben someterse a unas abluciones de purificación.
24 de abril de 2007
Yo no voy por ahí enamorándome de los guiris
Este es el primer párrafo del librito en cuestión, en el que ya se pone de manifiesto que
a) La autora va al grano y tiene menos estilo literario que una patata frita
b) A la traductora hay que colgarla de los pulgares
c) De olores y feromonas va el asunto
d) La tipa ya era rarita desde que llegó a Kenia
e) Todas las anteriores.
Pero de todos modos, ¿a que es toda una promesa de jugoa historia en unas pocas líneas? Lástima que la historia esté narrada en plan diario resumido, con gelidez invernal, y como veis los capítulos están titulados para subnormales. ¿El capítulo de la llegada a Kenia? pues se titula "Llegada a Kenia", para qué nos vamos a molestar más. Pero en fin. El caso es que hay tal ausencia de descripciones, detalles, sentimientos y reflexiones que el libro se lee rapidísimo, la historia avanza cagando leches y engancha. Ayuda mucho a comprender cosas que quedan deslabazadas en la película, como por ejemplo, el momento en el que están a punto de meterse en un lío por intentar comprar costo... Que a quién se le ocurre. Tal como yo deseaba, estoy empezando a leer detalles jugosos importantes para entender la historia. Por ejemplo, y para que veais qué memoria y que pifia la mía...¡¡la tipa es SUIZA, no SUECA!! Juaaaaaaaaaaas, y se le quitan a uno las ganas de ir a Suiza, vaya tiparraca, como sean todas así me mondo. Como era de preveer, es incapaz de dar una explicación medianamente lógica de su comportamiento: ella se enamora por olores, por el poder de las hormonas, y reconoce que le da un nosequé que quéseyo irracional, pero aún así desoye toda advertencia y comete la locura, aunque las experiencias desde el principio son malas.
Otra cosa curiosa es que, pese a que en la primera línea hable de novio, el tal Marco es un novio-amigo por el que demuestra bastante desapego, aparte de que se pelean durante el viaje y están de morros todo el capítulo. Normal que le de el bote sin pensárselo dos veces (y el tal arco tampoco es que insista mucho). Vaya tela. Y lo más curioso es que el tal Marco estaba celoso de lo que que ganaba ella en la tienda. Vamos, que no hay que irse a Kenia para encontrar machismo, que repelentes hay en todos lados.
Otra cosa sorprendente es que la tipa no sabe inglés. ¡Alucinante! Ni media palabra. Y claro, todos sus encuentros con el maromo son de estarse sin hablar y comunicarse con gestos. Lo que faltaba. Lo que le atrae del maromo, aparte de su majestuosidad, es que es muy alto y huele bien (ella mide metro ochenta), y se pasa los primeros capítulos buscándole como loca, moviendo cielo y tierra para encontrarle...¡¡después de que le metan en chirona por haberse peleado con unos que se burlaban de él!! En fín, es difícil sentir empatía por una chica que explica las cosas con tan poca sensibilidad.
Sus encuentros sexuales son pésimos, a los masai les asquea besar, todo es peor de lo esperado. Muchos polvos, pero malos, y además los masai te dejan pringada de color rojo cuando acaban. Además te tienes que tomar la píldora. El choque cultural es brutal. Los hombres masai se van cuando quieren y las mujeres no pueden preguntar ni a dónde van, ni cuánto van a tardar. Está prohibido preguntarlo. Así que las preocupaciones por su ausencia son una constante. Y peor que el mal sexo es no poder convivir con el masai, puesto que un hombre masai no puede comer con las mujeres, dado que no pueden probar toda comida que haya sido tocada o mirada por una mujer: da mala suerte. Además, los hombres no pueden tocar a las mujeres de cintura para abajo, y las mujeres no pueden tocar la cara, el cabello ni el sexo de los hombres. Toda la sexualidad occidental, al garete. Pero aún así, la tipa lo deja todo por él, aunque toda imagen de convivencia romántica se sepa imposible desde el principio.
Otra escena curiosa del libro es que el masai se asquea cuando ella prepara unos espaguetis con tomate porque le parecen gusanos con sangre...Curioso en una persona que bebe sangre y usa el té con cantidades ingentes de azúcar como sustituto de comida. Pese a todo, el masai es algo simpático, detallista a veces, y cuando vuelve de sus correrías siempre dice "hello!!", como cierto concursante marica de Gran Hermano.
Y en fin, no he leído mucho más; de momento todo es como una ampliación de lo que se explica en la película. Pese a todas las voces desaprobatorias, la suiza decide quedarse, porque su cuerpo la obliga. La majestuosidad del masai (sólo del suyo) la tiene subyugada y anula todas las incomodidades y tristezas.
Sé lo que es ver a alguien majestuoso de otra cultura. Cuando me dio la vena de ir a una conferencia de la Asociación de Amigos de Tabelot, conocí a un Tuareg auténtico y genuíno, Ibrahim. Llegué tarde porque salía de danza pero sólo con verle detrás de la mesa mientras me sentaba rápido, ya noté que era una figura imponente y em qudé admirada. La palabra majestuoso le cuadraba como un guante. Tenía una apostura regia, que yo creo que era debida por un lado al exotismo de la vestimenta, y por otro, a la ausencia de gestos superfluos. Se sentaba derecho y erguido, muy digno, y sólo movía las manos cuando hablaba; después se quedaba quieto y serio mientras su acompañante traducía del francés. Las manos eran preciosas, muy masculinas el porte era masculino a pesar de la ropa. Ibrahim era un mercader, no un rey ni un señor, era un simple habitante del desierto, pero tenía una solemnidad innata. Era alto, tan negro que no se le veía la cara, no guapo pero atractivo en su exotismo, y vestía túnicas superpuestas de blanco resplandeciente, azul celeste y violeta, y un turbante blanco perfectamente enrollado. Las ropas eran sencillas pero no austeras, y más elegantes que un esmóquin. Sólo un hombre con tanta dignidad de porte podía llevar esos colores sin parecer ridículo. Y en el trato, era muy amable, cortés y educado, y contaba con humildad las anécdotas y los problemas de su pueblo. Daban auténticas ganas de hacerte amiga suya, de que te explicara más anécdotas de su vida y su contacto con Occidente, y de volverle a ver. ¡Pero no por eso se me iba a hacer el chichi agua! Se le da la gracias, se le compra algo de bisutería artesana (o no) y se va una a su casa con el maromo que habla en cristiano y al que le puedes dar con el rodillo en la cabeza si llega tarde. Eso es lo más sabio, pienso yo; la admiración ya la has sentido, no hace falta que arruines tu vida por follar.
23 de abril de 2007
Envejezco oficialmente...
Hoy mi madre con toda su buena voluntad me ha dicho que me iba a regalar un libro, y yo le he pedido Juego de tronos, y si no lo encontraba, La masai blanca (que joer qué curiosidad me ha entrado con la mmmmierda historia de la sueca esa). Más que nada porque si le dejo que elija ella es capaz de comprarme cualquier truñaco aborrecible y pseudointelectual, de esos que ella considera "literatura", y como que ya van un par de malas experiencias. Bueno, pues no ha habido suerte y sólo estaba disponible la mmmierda historia, que al menos ha salido barata, porque ya sólo de hojear un par de páginas me he llevado una malísima impresión.
Para empezar, el libro está escrito en su mayor parte en tiempo presente, como quien cuenta un chiste o explica una anecdotilla a su amiguito en un bar. Del palo "pues entonces voy y le digo al payo...". Lamentable. Estilísticamente seguro que estará peor que una autobiografía de Anita Obregón. Encima la tía no mecanografió la historia, si no que de eso se encargó un amigo, rollo "hay que joderse que pesaos que sois, que sí, que vale, que explicaré la historia para que nos forremos, pero el trabajo duro lo hacéis vosotros". La historia está narrada en plan rápido, como si tuviera prisa por contarla entera y acabar cuanto antes, con frases telegráficas. "Y fuimos allí. Estaba Pepito. Llovía un montón. Charlamos un rato y nos fuimos". O sea, que la sueca no sólo es propensa a los calentones sino que encima es gilipollas y no es capaz de hacer un esfuerzo en escribir algo romántico, o melancólico, o dramático, o al menos con frases subordinadas, coño. He leído la escena del parto y está narrado telegráficamente, sin la menor pizca de sentimiento, parece que lo ha escrito la esfinge de los hielos. No da ningún tipo de detalle ameno, o agradable, NADA. Parece que lo ha escrito con entonación de pizzero diciéndole a un cliente los ingredientes por teléfono. "Y a eso de la siete, doble de queso sin anchoas. Cheeseburguer y patatas fritas. Parece que va a llover". En ese plan, LO JURO.
Además tiene toda la pinta de que el libro no se parece demasiado a la peli...¡¡¡y la peli parece mejor!! No es sólo que los nombres de la peli sean falsos, es un poco todo, que parece que tiene más gracias...Vamos, que menos mal que el libro es de bolsillo y ha costado nueve euros, porque tiene toda la pinta de merecer ir a la basura. Menudos best-sellers, hay que joderse. No gastaré mucho de mi tiempo en él, pero si ha de servir para conocer algún detalle morbosillo de la historia, o al menos para confirmar mis sospechas de que esa sueca era una imbécil, bien estará. Jejejejeje y si queréis que de más detalles sobre el asunto sólo teneis que pedirlo...:P