27 de agosto de 2009

Mis mitos eróticos (VIII): Bear Grylls

Un fornido inglés ha venido a rescatarme de los fantasmas de mi vida: Bear Grylls, ese cuerpo, esa mente.
Un hombre de los que se visten por los pies que NUNCA, NUNCA, NUNCA se cansará de explicarnos que, cuando te caes en un lago helado, las opciones de sobrevivir son mayores estando desnudo que vestido con la ropa mojada. Así que se pasa el día cruzando ríos gélidos sin necesidad y teniendo accidentes absurdos en glaciares para demostrarlo. Lo adoro por eso.

Tras ese cuerpo blanquito con ojillos de Juanito Valderrama se esconde un tiarrón gracias al cual he aprendido que si se me descose un botón en el desierto puedo utilizar una aguja sacada de las hojas de aloe, que el agua clara y cristalina puede contener bacterias si no fluye y que si tengo que cruzar un lago helado debo caminar por el centro, no por el borde (y si hace falta, desnudarme después). Un chico apañao, que si pierde la llave allen montando un mueble del Ikea te busca un sustituto rápidamente.

A Bear Grylls se le ve que es un chico de buen comer. No creo que su suegra esté descontenta, porque no es problable que sea de los que se quejan de que se le ha quemado el asado de Navidad, o que los guisantes están sosos. Tampoco creo que se queje a su mujer de que la nevera está vacía, porque una capa de cebolla mohosa con mostaza caducada le debe de parecer un banquete. Y no creo que sea de los que les dicen a sus hijos: "Niños, comeos toda la larva de tronco africano". "Jooo papá, es que las vísceras me dan asco". "Niño, ¿no te da vergüenza dejarte los intestinos de larva en el plato, con la que cantidad de niños que se mueren de hambre en el mundo?".

Cuando la familia Grylls se va de vacaciones (la pareja, sus tres hijos y seguro que tienen al menos un perro) no les hace falta un coche grande con mucho maletero, porque Bear, con un cuchillo del ejército y unas cuerdas de paracaídas, tiene suficiente para pasarse 15 días en la Patagonia, no es de los de "voy a llevarme también esto, por si acaso..." Bueno, a no ser que de camino se encuentren un conejo espachurrado en la cuneta, que seguro que Bear le saca buen uso.
Que digo yo que cuando esa gente tenga que irse de vacaciones a dónde irá, si ya lo tiene conocido todo. Los viajes de aventura le deben descojonar de risa, así que yo intuyo que se decantará por cosas realmente arriesgadas, como encerrarse en una casa rural con los cuñados o algo por el estilo.

Lo que yo no dejo de preguntarme es cómo cojones le dura tanto el filo del cuchillo, con la mala vida que le da: no para el tío de sacarle chispas y cortar troncos, y los demás estamos haciendo fuerza como imbéciles para cortar el filete empanao del menú del curro.

Vivir con Bear Grylls debe resultar muy económico, con lo que puedes llegar a ahorrar en calefacción y agua corriente. Tampoco hace falta tener en reserva un Camping Gaz por si se va la luz una noche. En el ejército le adiestraron para hacerte una hoguera con unas hojas de periódico y unas ramas secas de poto.

Bear Grylls tiene todo lo que una mujer busca: buenos genes y un sistema inmunitario privilegiado que ha tenido que lidiar con todos los parásitos abyectos que en el mundo existen, aparte de un sistema digestivo que resistiría la onda expansiva de una bomba H. Su capacidad de abstracción mental es digna de un yogui indio porque para meterse en la boca los bichos crudos que él se mete su nivel de autocontrol está más allá del común de los humanos, y desde luego es muy superior al mío, que no puedo aguantar un comentario pedorro de mis compañeras sin ponerme hecha un basilisco.

Los que sigais el programa de este hombre sabréis que hay una cosa en su carácter que no cuadra mucho con el mío, y es que, como ocurre a menudo con la gente que ha tenido que lidiar con mucho sufrimiento físico y psicológico, es un fervoroso creyente.
Pero como comprenderéis me da igual porque no le puede pedir una entereza de ánimo más allá de la religión a una persona que sobrevive royendo raíces y comiendo escarabajos crudos a 35 grados bajo cero.

Así es como veo yo a Bear Grylls: el hombre-objeto que yo me llevaría a una isla desierta para que me solucionara la vida. Seguramente la mayoría de mujeres no le eligirían a él (su tendencia gratuíta a zamparse porquerías y correr riesgos innecesarios hace sospechar un desequilibrio
mental) si no a ese trasunto español rubiales con hechura de surfero guasón que es Jesús Calleja, que pretende hacernos creer que estar a remojo esperando que llegue un tiburón que finalmente no aparece es un desafío extremo. A Bear Grylls me lo imagino sobreviviendo sin problemas en el Ártico; a Calleja le veo más cómodo zampándose unos montaditos de chorizo y unas cañas en León. Por eso no cuela.
Lo siento mucho pero aunque algunos lo consideren un flipao, tiene más mérito (o unas hostias mejor dadas) lo de Grylls y ojo, sus cámaras, que están todos para darles de comer (culebras crudas) aparte y con un palito.

Acerca del desequilibrio mental de la gente que como a Grylls le gusta el riesgo y el peligro, os comentaré una curiosidad que tiene relación con mi trabajo. Resumiendo mucho y mal, la catecol-O-metil transferasa (COMT) es una enzima que degrada la dopamina en el cerebro. Dicha enzima es polimórfica en la población, pudiendo ser Valina158Metionina, 158Metionina o 158Valina (vamos, heterocigoto, u homozigoto para valina o metionina). La forma valina (ValVal) es más estable y activa que la forma metionina (MetMet), con los efectos que ellos conlleva en cuanto a niveles de dopamina en el cerebro, considerándose la forma ValMet la que tiene los niveles de actividad "óptimos". En europeos el 54% de la peña es portadora del alelo Val.
El genotipo respecto la COMT se ha relacionado con diferencias en el riesgo de padecer distintos tipos de cáncer, esquizofrenia, trastorno bipolar y otras cuestiones psiquiátricas, aparte de estar relacionado con diferencias cognitivas y de carácter, como percepción del dolor o asunción de peligros.
Hay diferencias de género y de procedencia pero parece ser que los individuos ValVal serían mas "echaos pa'lante" que los individuos MetMet.
Simplemente apostaría mi caspa a que Bear Grylls es ValVal, eso es todo.

6 comentarios:

  1. Jajaja, te echaba de menos ;)

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  3. Todavía me acuerdo del día que se comión la culebra cuando esperaba a que llegara el helicoptero a buscarle...¡Viva Bear Grylls!

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  4. Oh, oh!!! Me encanta como escribes (aunque no entienda ni papa de lo de ValVal - MetMet...)

    Y debo decir que este tipo me recuerda al cazador de cocodrilos... Seguro que se hubieran llevado bien!

    Pero, si me tuviera que llevar a alguien a una isla desierta, no sería ninguno de los dos! :-P

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  5. Si fuera una mujer, la mera posibilidad de verle con las patitas de un coleoptero guineano, entre los dientes y los restos en su lengua de un sabroso y cremoso gusano de 3 cm de diametro en su boca, harían de mi la mujer mas extasiada del mundo sin duda.

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  6. Para Anónimo: los varones no soleis caracterizaros por vuestra esmerada higiene; Bear Grylls no iba a ser menos. Pues anda que no debe oler a sudao ese hombre...

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