
Alternativas:
a) Llamar a la patrulla para que vengan con grúa a sacar el coche, sabiendo que tienen menos posibilidades de aparecer por allí que la virgen de Guadalupe.
b) Cargarnos los retrovisores y cristales de los coches, desinflarles las ruedas, amén de rayarles las puertas de extremo a extremo (ganas habían, pero quedaba el problema filosófico de no castigar a un inocente porque no sabíamos exactamente cuál de los dos coches era el que había "formalizado" el bloqueo). Tendríamos que volvernos (con maletas y todo) en autobús y volver al día siguiente por el coche, y nos arriesgábamos a que los dueños de los coches agredidos se cargaran también el nuestro, pero la tentación era muy grande.
c) Irnos en bus igualmente pero dejando un papelito explicativo del volumen de las heces que depositábamos sobre sus muertos más recientes.
d) Irnos a cenar por allí cerca y volver cuando acabara el partido, con la esperanza de toparnos con lo dueños de los coches y o bien agredirles, o bien increparles, o bien agredirles e increparles, o bien pedirles que nos abonaran la cena consumida y si se negaban, obligarles incluso por la fuerza.
Yo era partidaria de las opciones A, C, D y con matizaciones, la B. El Maromo iba directamente a po la B y la D. La verdad es que si hubiera llevado en el bolso el spray de defensa que me regaló el Maromo hubiera existido también la opción de rociar las manillas de las puertas de los coches para que luego quien se montara se llevara una desagradable sorpresa...
Así que nada, llamamos a la patrulla (con los móviles casi sin batería) mientras resistíamos a la tentación de los actos vandálicos y tardaban un huevo, claro, pero nosotros teníamos la presión de que llegaran antes de que saliera el último autobús. Durante la espera apareció una trabajadora de una facultad con el mismo problema, pero aún más bloqueada que nosotros si cabe. Además tuvimos que ahuyentar a otro espabilado que quería aparcar en la misma tercera fila y nos lamentamos a una familia que también dejó mal el coche pero que al menos tuvo la iniciativa de dejar el número de teléfono a la vista.
Cuando ya nos estábamos desesperando apareció un guardia, que muy amable y simpático pero que nos dijo que todas las grúas de la ciudad estaban saturadas, que nos fuéramos a cenar, y que él no podía hacer nada salvo poner la cara. Y llorándole estábamos cuando aparece providencialmente una grúa, que no venía por nosotros, si no por otro coche de una calle de al lado por la que no podían entrar porque estaba bloqueada de coches!! Así que nada, le pedimos que se llevara a cambio el todoterreno y así no hacían el favor. Además a la otra chica le aseguraron que vendría otra grúa después. El mismo guardia no se podía creer la suerte que habíamos tenido. Y así pudimos irnos después de una hora esperando y cogiendo frío, porque nos bajó Dio a ver.
El todoterreno quedó sano y salvo aunque con multa. Lástima que no perdiera el Barça para que el disgusto el propietario fuera aún mayor. Os podéis dar por sermoneados con los típicos argumentos sobre si el fútbol es el nuevo opio del pueblo, bla bla bla.
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