Tras la visualización de los famosos videos conspirativos yo me esperaba que mi inefable profe de inglés me interrogara sobre su contenido, pero no, aunque la conversación de nuestra tercera cita fue por derroteros similares. Para que veais por dónde van sus ondas cerebrales, me empezó a preguntar sobre la enfermedad que investigo, para pasar a hablar de la terapia y de las colaboraciones entre las farmacéuticas y la universidad...Y claro, ya podéis adivinar cuál era la dirección que tomaban esas preguntas...¡¡¡Su mente conspiradora quería hablar de las malosas empresas farmacéuticas, que juegan con la salud de las personas porque lo único que les importa es ganar pasta!! XD
Y bueno, cierto que el caso de los edulcorantes artificiales es un escándalo, pero creo que las nuevas normativas son bastante aceptables, y que otros abusos de la industria, como la terapia hormonal para menopáusicas, la antigua costumbre de "sobornar" a los pediatras para que aconsejaran leche artificial a las madres y demás ya están en cuarentena...Dentro de poco saldrán los transgénicos, que os apostáis.
La semana que viene tengo que decidir si me deshago de su presencia o le sigo contratando hasta que se marche. me ha dicho que emplea dos horas de viaje en venir a hablar conmigo y que si quiero continuar, debo contratarle por dos horas semanales, seguidas. Todo esto coincide con que he visto otro cartel de un chico de Los Ángeles ofreciendo clases por 12 euros, aunque sólo ofrece su teléfono como forma de contacto y me da palo. El cubano, por su parte, insiste en que me ponga firme y le diga que o tenemos conversaciones productivas y útiles para la vida diaria, o puerta. Pero el caso es que no me lo paso mal con el chico...Si realmente le doy la pauta sobre lo que quiero hablar, ¿no merece la pena un caro sprint de inglés hasta que se vaya o defienda la tesis yo? ¿Fidelidad o traición?.


