2 de julio de 2011

Y que luego se pregunten por qué no me relaciono más

En la entrada anterior hablé de una tipología de técnico y de mujer muy particular para que fuerais viendo como está el ganado en el mundo de los laboratorios. 
En realidad el encantador duo acabó siendo un trío: la Chunga, la Maruja histérica* y una nariz a una técnico pegada, que tiene el honor de ser, posiblemente, una de las peores personas que he conocido.

*Por llamarla de alguna manera; a la gente que con 30 años se va del cine viendo El Planeta de los Simios de Tim Burton porque le da pánico ver que los monos hablan y que cuando le tiene que poner gasolina al coche, llama a su marido o a su padre para que vayan a ponérsela porque ella no se atreve (entre otras anécodtas del palo), pienso que cuando menos está un pelín mal de los nervios y no les vendría mal un poquinín de terapia.



Acordaos que yo me quejaba un montón de mis compañeras de tesis: marujas, cotillas, maníacas, repelentes, marimandonas...Compañeras poco constructivas, cierto, muy latosas, aburridas y sermoneadoras. Pero no tan perversas, malvadas y manipuladoras como la tropa que me encontré en mi último puesto de trabajo. Yo me he llegado a asustar de los ejemplares humanos que me encontré allí, temiendo que fuese algo generalizado aquí por las Tierras del Interior. La peña está muy mal, dan ganas de meterse en un convento de clausura para apóstatas.

Lo de la Nariz a una Técnico Pegada (luego la llamaré por su apodo auténtico) era cosa de otro mundo. 
Yo entiendo que cuando tu jefa , a la que se le ve el cartón de que sólo contrata amiguitos y paisanos, te ha contratado seguramente por ser paisana suya, a media jornada para ayudar a una técnico que ya de por sí tiene poco trabajo y que solamente necesita ser sustituída cuando le da la migrana, te aburres un montón.

Entonces te ganas tu sueldo cotilleando en el feisbuc, mirando gilipolleces por internet, examinando qué chica tiene cara de comer mejor las pollas en los álbumes de tus amigos y parloteando con las compañeras, en concreto, rajar de cualquier aspecto personal o físico de toda persona que se cruce por el pasillo, criticar a todo ser viviente aunque no tuviera relación con ella, malmeter de mil maneras incluso contra gente inocente, pensar mal de cualquier gesto o frase, lanzar pullitas veladas así como puñaladas por la espalda y en general, hacer gala de aquello de que la mejor defensa es un buen ataque (critico a los demás y así desvío su atención sobre mí). A veces llegaba a asustar lo mal que podían hablar de gente inocente con la que apenas tenían contacto, simplemente por rajar.

Fijaos cómo sería esa chica, que sus propias compis la llamaban la Bicho, y no porque coleccionara mariposas.

¿Y a que no lo adivináis?
La Bicho y la Chunga eran intimísimas. Compartían maneras de barrio problemático. Se adoraban, se querían, se abrazaban sin ton ni son rollo Teletubbie, se besuqueaban cada día, cuando era el cumpleaños de alguna adornaban el laboratorio con globos con frases de los Lunnies escritas, y en general, demostraciones constantes de que su edad biológica era muy superior a su edad mental.**

 **A la Chunga en cambio no le caía demasiado bien la Maruja. De hecho al final se negó a ir asu boda "porque les había propuesto ir a visitar su casa y al final no las había llevado, lo cual demostraba que no era una auténtica amiga" (sic) ?????!!!! 

Luego claro, vienen los alemanes que si la productividad esto, la productividad aquello. Es que los tíos no saben valorar la amistad.

La Bicho no os penséis que era tan mala. Tenía cosas buenas, como todo el mundo. En concreto dos: que alguno de sus órganos se podría transplantar, y que hasta ella misma se dio cuenta de que perdía el tiempo miserablemernte en ese laboratorio y se fue a la privada con un empleo mejor (pobre gente). Fue tan buena noticia cuando me enteré que me tenía que pellizcar de tanta felicidad. Sin ella, el ambiente laboral mejoró enteros, como si hubieran retirado el chapapote de una playa.

La Chunga se quedó muy triste, claro, porque coincidió además que se le iban las otras amiguitas, pero con la Maruja dedicándose a sus labores y ninguna víbora más en las cercanías quedó como Hembra Alfa absoluta del laboratorio, y eso tendría que saberlo apreciar.

Me estoy pasando un huevo hablando de la Bicho, lo sé, pero todo lo anterior sólo es una introducción para hablar posiblemente de la peor persona (aunque muy ahí ahí con la Bicho) con la que yo me haya cruzado. La llamaremos, porque no se me ocurre nada mejor, el Ángel.

Al Ángel la llamo así para que os la imaginéis físicamente: alta, atlética, rubia, pelo largo y liso, piel morena, ojos verdes, dientes perfectos. 
Esa era la carcasa. El interior lo dejo para otra entrada, así me cunde y no me quedan tan largas...Ir preparándoos para el terror.

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