25 de mayo de 2006

Pakistán es una república situada geográficamente a 30º 00' Norte y 70º 00' Este, bordeando el mar de Arabia. Cuenta con una superficie (o sufisie) total de 803,940 km², pisados por 155 millones largos de personas, a dos sandalias por persona, eso hace un total de 310 millones y pico de sandalias. El 97% de sus habitantes son musulmanes, y el 48% habla punjabí, pero no dispongo de datos sobre cómo se dice cagüensuputamadre en punjabí cuando un pakistaní pisa una mierda con las sandalias. Esa laguna de información se debe a que todos los pakistanís que me han buitreado no me hablaban en punjabí.
De hecho la mayoría se limitan a mirarme fijamente sin más, con ojos y sonrisa de comerciante tasando cachemir. Luego hubo uno, más vivaracho que el resto, que me siguió en el metro cuando yo me dirigía no sé donde. Se subió tras de mí, se sentó delante mío y se puso a restregarme sutilmente los barrillos que le quedaran del Indo contra mi tobillo. Si esa es la forma de coqueteo que tienen en Islamabad, al menos podían lavarse los pies. Porque ese tío se había llevado parte de la reserva petrolífera de su país cuando emigró.
Pero al menos no era un brasas. Para derretir las nieves eternas del K-2, la brasa que me dio uno cuando yo estaba frente al Arise, con una jaula de hámster al lado (with a hamster inside). No me preguntéis qué hacía yo frente al Arise con un hámster: ya lo hizo el pakistaní. Los pakistanís que se me acercan tienen una edad ¿eh? Si al menos tuvieran aspecto de superar los cástings de Lollywood (Lollywood es el equivalente pakistaní de Bollywood)..., pero no. Dale que te pego a la sin hueso y sólo me dio un buen consejo: que cuidara del bolso, que el barrio era muy malo. Gracias, pero vete a por pan al Karakorum, majo.
El que fue tremendo fue el de Plaza Cataluña. Ese día había un buitre sobrevolando la plaza y las palomas no salieron huyendo. Lo vi venir cual caravana comercial por los llanos del Balochistán. Yo estaba hablando por teléfono, with the maromo precisely, y no pude alargar la conversación lo suficiente para evitar que viniera a presentarse con gran corrección. ¿Dónde están los terribles terremotos asiáticos, que abren grandes grietas, cuando se les necesita? En realidad era entrañable: me explicó, sin circunloquios, que él no era hombre metido en drogas ni se juntaba con mala gente, que era un trabajador de bien. Creo que me estaba insinuando matrimonio, pero yo no estuve receptiva.
Los pakistanís y yo, yo y los pakistanís. ¿Será mi cabello negro virgen de mechas, que queda muy a lo pashtún? ¿Serán los grandes ojos? ¿Me pareceré a alguna actriz de su país? Al menos me queda el consuelo de que no debe tratarse de una actriz porno. ¿Será que no se acostumbran a las europeas huesudas? ¿Tendré pinta de gustarme el kebab? Yo me siento muy halagada, pero deben comprender que salga huyendo, porque lo único que me hace gracia realmente de su país es que Peshawar rima con Manowar. Pero piececitos, no.

1 comentario:

  1. Podríamos deducir ciertas cosas. A elegir:

    - En Pakistán no tendrías problemas para encontrar maromo.

    - En Pakistán están los más salidos de Asia (no me imagino a un chino haciendo eso...)

    - Los pakistaníes creen en el matrimonio mixto.

    - Eres guapa y punto.

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