6 de marzo de 2008

Desde las tierras del interior

Desde la anterior entrada a esta he cambiado mi estado de doctoranda a doctora, de catalana a madrileña (aunque hay quien se le ha puesto en las narices que nunca he debido incluirme en la primera denominación, esteeeee...qué tos), de vivir con mis padres a emanciparme y de soltera a ser pareja de hecho sin papeles. Todos ellos cambios fáciles y amenos, especialmente el tránsito hacia el doctorado, en el que me sentí más cómoda, segura, arropada y querida de lo que nunca pude esperar. No conozco a nadie que piense que la lectura de una tesis, aparte de no ser tan traumática, es hasta digna de repetirse. El divorcio de mis compañeras no supuso demasiada tensión; todo fueron momentos gratos, salvo por las lágrimas de alguna separación...
Esta semana pasada he estado limpiando y sin Internet, lo que explica mi ausencia. Las sucesión de novedades relegan rápidamente las sensaciones vividas anteriormente; antes de que pueda hablar de una alegría o experiencia, viene otra. Entre las experiencias vividas hasta ahora destaco:

-Mi primera avería con la caldera chispas.
-Mi primera sustitución de un contador chispas.
-Mi primer precinto de una caldera que no cumple con las normativas mínimas de seguridad chispas (qué cojones quieren precintar con una puta pegatina, me pregunto).
-Mi primer montaje de muebles (dormitorio) chispas.

Montador de muebles antipático: "¿Puedo entrar al baño?"
Dueña del piso: "Sí, pero no funciona el grifo".
Montador de muebles antipático: "Da igual, si es para echar un pis".

¬¬U ...Vamos, que montaron el mueble comn las manos no muy limpias.

-Mi primer chasco porque los muebles prestados no caben ni cuadran con los nuevos chispas (es lo que tiene ser tan ingenua de pensar que te han dejado vivir en otra cosa que en un trastero habitado).
-Mis primeras (y algo tragicómicas) rutinas domésticas de chica emancipada chispas.
-Mi primer viaje de parejas chispas.
-Mis primeras compras en el supermercado guarrero del barrio chispas; debía de haberse producido alguna fuga masiva en algún geriátrico cercano. Es impagable ver tanto yayo soltando borderías en las colas y a uno de ellos utilizando el carrito del Lidl para arrastrar la botella de oxígeno. Eso es espíritu de superación de las barreras físicas, y lo de Esteve es tontería.
-Mi primer MIXTO de jamón y queso (no me salía la palabra y pedí un combinado) en un bareto de barrio lleno de viejunos similares al Emperador (¿os acordáis?), jubilados taimados con pinta de alquilar trasteros sin cédulas de habitabilidad a inmigrantes y obreros varios con cara de esquizofrénicos chispas.
-Mi primer accidente doméstico en el que rompí una botella de vino de coleccionista olvidada por el suegro valorada en unos 300 euros chispas (pero olía mal, que conste).
-Mi primera queja de la vecina de abajo por una gotera que no es culpa nuestra chispas (qué tía, tiene cuatro hijos, y no porque los tres primeros sean del mismo sexo...). Pero al final quedó buen rollo.
-Mis primeros días totalmente sola en el piso chispas.

Pero el fregar nunca se acaba y mi ímpetu da muestras de desaceleración. Las largas horas que tendré que pasar buscando curro frente al ordenador harán también mella.
Y hoy estoy muy muy triste porque en un ataque de ira me han dicho las peores palabras que se le pueden decir a una persona que ha esperado tanto por un traslado y empezar una nueva vida. ¡Yo sólo quiero brindar, y aún ni siquiera lo he hecho!

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