28 de junio de 2007

El parto de los montes

Una vez oí decir a un profesor sabio, que a su vez repetía una cita de otro: "Nos pasamos la vida preocupándonos de cosas que jamás sucederán". Me puedo aplicar el cuento totalmente. Algo en lo que ya cayó un médico que me auscultó el estómago y le debió parecer oir una cazuela de macarrones hirviendo, porque me dijo que tenía "estómago de persona ansiosa".Así que después de pensar que había metido la pata con el santísimo paper que arrastro desde hace más de tres años y el cual me extraña que no haya aparecido en mis pesadillas y que mis jefes se iban a cabrear un montón y me iban a sentar en la típica reunión cortacabezas, me los encuentro optimistas, relajados y comprensivos, pues es un error solventable y además, hay otros errores tipográficos importantes que igualmente había que solucionar. Incluso en el apartado de agradecimientos se dieron cuenta a última hora que tenían que añadir varios datos más, relativos a la financiación. Eso sí, los errores importantes en la tabla que había tiene bastantes puntos de acabar yendo en una humillante fe de erratas. Una pequeña mancha en la tesis, pero puedo decir que he salido indemne de la pifia pues sólo he recibido un amable "habrá que procurar que no vuelva a pasar", comentado de pasada, y que sin duda es mucho más llevadero que un crítico de rol del ESDLA.
Moraleja: que ya lo dijo el pagafantas resabiado reconvertido a misógino de Nietszche, que lo que no nos mata nos hace más fuertes, y se le olvidó añadir, quizás por obvio, que hay cosas que ni nos mata, ni nos hace más fuertes, ni na' de na'.

2 comentarios:

  1. Menos mal. Bien está lo que bien acaba.

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  2. Ains, ves alma de cantaro?ves?. Me alegro fuera bien.

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