18 de enero de 2009

La casa del Metal (I)

Os debo explicaciones sobre cómo me va por las tierras del Interior así que os las voy a dar. ¿Y cómo sigue siendo ella? ¿A qué dedica el tiempo libre? Pues he dedicado buena parte del tiempo libre y de los fines de semana a buscar muebles que nos faltan en la casa. Así que en un ramalazo hortera-marujil os voy a enseñar fotos de cómo está decorada, aunque lo suyo es que la vieráis de primera mano. ;)
La casa es un arreglo temporal y no es nuestra en propiedad: es una casa vacía que tenía suegra y tenemos que apechugar con muebles reciclados que hemos tenido que colocar en cualquier parte, lámparas donadas, sofás que no hemos elegido, habitaciones que no están aprovechadas como nosotros querríamos y azulejos setenteros que parecen salidos de la serie
Cuéntame. Os ahorro la descripción de los arreglillosy reformas que hemos tenido que hacer (y las que quedan pendientes). Tampoco os explico todo lo que tuvimos que limpiar y las toneladas de basura y grasa que tuvimos que sacar. A los pintores habría que emascularlos.
Quieras o no, como no es un hogar definitivo estamos en precario, pero me siento muy orgullosa porque, pese a ser una casa decorada a base de parches y combinaciones de estilos debido a los muebles que no hemos elegido y a lo ecléctico de nuestra personalidad (clásico-colonial-exótico-friki-macarrilla), el resultado es bastante potable: funcional, moderno, original y lo más importante: basta una mirada para conocer la personalidad de los que viven en la casa, que yo creo que es lo fundamental en una casa que pretenda estar bien decorada. Que no parezca clónica, robada del Ikea o copiada de una revista, si no que sea muy personal. Y para ser algo temporal, tiene un toque cutre-acogedor, superior a otras casas en alquiler que yo haya visto.
A ver qué opináis vosotros de los detalles que os voy a ir mostrando, no vaya a ser que todo sea orgullo de inquilina.

Vamos a empezar por el salón.
Antes de nada, se tiene que notar quién vive en una casa. Por eso nada mejor que ocupar la pared más grande del salón momentáneamente con la bandera del Wacken. Para que nadie que entre se vaya a pensar que allí viven unos amariconaos pachangueros.

El inefable sapo-repollo: me lo regaló mi madre (se la dieron a ella en el Hipercor) y de momento no he podido encontrar ningún cojín que quede mejor con la tapicería del sofá, que como veis es bastante cantosa a la par que elegante (obra de la suegra y la cuñada). No digais que no parece un engendro entrañable.

El gato. Un peluche abandonado de mis cuñadas. Allí lo pusimos y allí se quedó. Alguno que ha entrado lo ha confundido con un gato de verdad.

Un viejo capricho hecho realidad: tener una mesita de estilo oriental y una shisha espectacular. Las encontramos en una tienda egipcia y supimos que tenían que ser nuestras. La shisha está compuesta por partes de shishas distintas para que cuadraran mejor los colores. Todavía no la hemos estrenado, pero el tabaco de regaliz y de manzana nos está esperando dentro de la mesa, pues está hueca y tiene espacio para guardar cosas dentro. La red rosa (lo siento) protectora es una bufanda que me regaló por Reyes mi tía de Getafe. ¿Cutre? Si saliera en el catálogo del Ikea, a todo el mundo le harían los ojos chiribitas. Así que no tengo el menor complejo. De fondo, uno de los altavoces del Home Cinema, regalo de mis papis, que saben que como no habrá boda tienen que gastarse la pasta ya. XD
¿Y qué me decís de las cortinas? Son apliques de flores en relieve; cuesta mucho encontrar visillos tan majos y que cuadren tan bien con los colores de todo el salón.

Detalle del helecho del LIDL al borde de la muerte que ha demostrado que no puede resistir el clima interior de una casa de Madrid (tanto en verano como en invierno, el ambiente es demasiado seco). Es mi particular granja de putos mosquitos así que le voy a dar garrotillo en cuanto encuentre una planta sustituta. La maceta tiene estampado de vaca y está pintada por mí. Queda genial, si os sobra un macetón y unas pinturas sintéticas os recomiendo que copieis el modelo. Me trinfó tanto que hice otra. ¿Hortera? No pienso tolerar que la gente aplauda las combinaciones imposibles de estampados en el catálogo del Ikea y yo tenga que avergonzarme por tener una puta maceta con estampado de vaca.

La guitarrilla del Guitar Hero tiene derecho a ser tratada con la misma consideración como las guitarras reales. Al menos hasta que la guitarra eléctrica real sea reparada y vuelva a casa.

El plato fuerte: las estanterías tibetanas. Muy caras, pero el amor no conoce dificultades. Son dos medios círculos que se pueden colocar como prefieras. Como los libros los tenemos en otro sitio, de momento aprovechamos el espacio para colocar el cofre de Metallica, los vinilos de Manowar y toda clase de mariconadas.

Otra foto, más actual. Encuentre las 8 diferencias. En efecto, una de ellas es el cuerno labrado del Wacken.


Este pequeño rincón de la estantería tibetana concentra la personalidad de los inquilinos de la casa: la inevitable vaca, muñeca gótica (que soy yo), los DVDs del Señor de los Anillos y el sable láser de Darth Vader, con su lucecita roja y sus ruiditos cuando se mueve, por supuesto.

A falta de una buena foto de parejita abrazándose en la playa o cualquier otra mariconada al uso, he puesto parte de nuestra colección de puas en el marco. No se ve una mierda, pero creedme si os digo que son puas de grupos importantes.

En primer plano, una pedazo lámpara de bronce de 12 bombillas (viva el ahorro energético), "regalo" de la suegra, sacada de la casa de una abuela. Al fondo, cinco torres de cedés repletitas de HEAVY METAL de todos los estilos (habrá como 700 cedés originales). Se nos han quedado cortas así que pronto caerán otras 3 torres, para cubrir toda esa pared. La minicadena está puesta de cualquier manera, a la espera de encontrar un sitio mejor. Y como no doy una puntada sin hilo, la maceta de arriba hace juego con los sofás.

La mesa plegable setentera heredada ha sido pudorosamente cubierta con un tapete de pared con estampado celta comprado en el Wacken; si no os parece un mantel me lo decís en la calle. Las sillas de polipiel (4 marrón oscuro, 2 blanco roto) finalmente las compramos nosotros porque no sé si os acordáis lo que pasó con mi suegra cuando ella quiso comprar unas sillas a su gusto.


Otra de mis creaciones maceteriles: esta vez, aprovechando restos de pintura sintética roja y negra. Copié malamente unos kanjis que encontré por Internet: están fatal y un japonés se horrorizaría, pero dan el pego. Los pies de maceta son, cómo no, vaquitas: una de mis primeras y más queridas adquisiciones en el LIDL. La planta es un espatifilo que ha vivido tiempos mejores.

144x68 centímetros de tortura china como otra cualquiera: un puzzle de 3000 piezas del Guernika de Picasso, regalado por mi hermano. Sí, es tan difícil como parece. Lo vamos a poner encima de la estantería tibetana cuando esté acabado. Con una media de tres piezas colocadas por día, y deben quedar como 2300 piezas por colocar, completaremos el puzzle dentro de...mmm...prefiero no pensarlo. Ah, la caja es la del Home Cinema, claro: no teníamos nada más grande.


Esto es lo próximo que voy a colocar en el puzzle. Los colores de las piezas no cuadran bien con los que salen en el dibujo de la caja y encontrar cualquier pieza es un infierno. A ver si venís a ayudarme.


Este reloj fue otro enamoramiento sufrido en la misma tienda en la que compramos la estantería tibetana. ¡¡Sí, los engranajes se mueven!! A pesar de lo que aparenta, apenas hace ruido.

De momento esas son las fotos que os voy a poner del salón. Próximamente, más frikadas.

1 comentario:

  1. Hace un montón que no me paso por aquí. No me he podido resistir a decirte que el reloj mola un huevo :D, jajaja.

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