Para mayor expansión lo cuelgo aquí: se trata de una opinión negativa sobre el servicio de la popular página web de compra por internet de electrodomésticos y electrónica, www.redcoon.es.
"Compramos 4 electromésticos en Redcoon porque realmente te ahorrabas unas buenas perras, pese a los gastos de envío, y además hay más variedad de modelos que en las tiendas "físicas". Sin ellos no podíamos iniciar la mudanza a la nueva casa. Tras tres semanas sin saber de ellos, llamamos para saber por qué narices aún no habíamos recibido noticias suyas. Resulta que no tenían en stock el lavavajillas solicitado, y en vez de llamarnos ellos a nosotros para avisarnos, habían pasado del tema hasta que nosotros habíamos reclamado. Entonces nos propusieron enviarnos un lavavajillas de modelo superior al que nosotros habíamos solicitado por el mismo precio, ya que el que nosotros habíamos elegido no estaba en stock (pese a que en la página web ponía que sí). El problema es que nosotros estábamos de vacaciones y no podíamos encargarnos en ese momento de la llegada de ningún envío, así que acordamos con la gente de Redcoon que no le dábamos todavía la aceptación del cambio, hasta que volviéramos de vacaciones.
Pues bien, hicieron caso omiso e iniciaron el envío, y nos encontramos con que los de Seur (empresa de transporte contratada por Redcoon) ya tienen el pedido listo para entrega. Y nosotros de vacaciones sin poder atenderles. Menos mal que aceptaron retener el pedido en la nave varios días hasta que estuviéramos disponibles para aceptar la entrega.
Entonces empieza la odisea con Seur. Sin duda es la peor empresa de transportes de España, y el ahorro en esas cosas es lo que está detrás de los buenos precios de Redcoon. Además el servicio que tienen contratado es el más chapucero, el de Seur 24 horas, que consiste en que los de Seur se piensan que en todos los hogares de España hay una maruja esperándoles en bata con los rulos puestos el tiempo que haga falta, sin que se pueda concretar mínimamente una hora de entrega para facilitarle la entrega al sufrido currito que no puede perder días de trabajo así como así. Vamos, que si la entrega es de 9 a 8 de la tarde, tienes que perder el día entero para esperar al transportista. Además de que por supuesto sólo te suben a casa lo que pueda ser transportado por una persona, para los bultos grandes tienes que llamar a tus amigos forzudos para que te vengan a ayudar porque los de Seur se desentienden.
Tras dos o tres días persiguiendo al de Seur, desplazándonos a la casa vacía en balde porque después el transportista no se presentaba o no le coincidía nuestra ruta a una hora decente, recibimos el pedido. Pero por tema de prisas no abrimos los embalajes ese día, craso error.
Dos días después, los desembalamos y descubrimos que el lavavajillas tenía serios desperfectos y abollones .
Y ahí es donde descubrimos otro de los secretos de los buenos precios de Redcoon: su nefasto servicio de post-venta, con condiciones draconianas y abusivas de devolución (básicamente, no devuelven todo el dinero, no descambian artículos de electrónica y se desentienden completamente si han pasado 24 horas desde la aceptación del envío hasta la reclamación).
Todo basado en una normativa de 2003 claramente abusiva hacia el consumidor y que según parece, propone unas condiciones ilegales. ¡Por supuesto que la empresa tiene que hacerse responsable de unos desperfectos tan serios, aunque hayan pasado 24 horas antes de la reclamación! Hacen firmar al bisoño consumidor unas condiciones abusivas que le hacen creer que tiene que aceptarlas calladito cuando en realidad la ley lo protege más de lo que parece.
Pero los de Redcoon se lavaron las manos y echaban la culpa de todo al transportista.
Tras una serie de broncas telefónicas, echamos mano de unas malas artes que evidentemente no voy a describir para que nos aceptaran la reclamación de devolución del lavavajillas.
Y vuelta a empezar con los impuntuales de Seur y a perder un día entero esperando a que se dignaran a pasar a recoger el lavavajillas defectuoso.
Tras otras dos semanas nos envían el lavavajillas nuevo y acaba la pesadilla de llamadas y de perseguir a unos y a otros.
Aunque la cosa ha acabado bien, han sido dos meses de echar de menos los servicios post-venta de El Corte Inglés.
¿A qué se deben los precios de Redcoon?
A condiciones abusivas de devoluciones, pésimo servicio post-venta, contratación de empresas de transporte poco serias con servicios poco adaptados al cliente...Y no quiero ni pensar en que se hubiese tratado de algo electrónico, porque eso sí que no te lo cambian.
En fín, que se nos han quitado las ganas de volver a comprar nada con Redcoon. Es una lotería y como tengas algún problema, te espera una pesadilla. Para contrastar, la marca del lavavajillas (Balay) se hacía cargo de la reparación del susodicho a pesar de que los desperfectos eran claramente debidos a golpes en el transporte. Pero nosotros creimos más conveniente luchar para que nos dieran un electrodoméstico "virgen" que viniera perfecto de origen."
Probablemente, el único blog escrito por una mujer que jamás hablará de zapatos.
30 de septiembre de 2009
25 de septiembre de 2009
Mirad qué cucada me he encontrado en la red
23 de septiembre de 2009
Mis mitos eróticos (IX): El de "Ajuste de Cuentas"
Como estamos oiga. Que parece que se han acabao mis mitos bidimensionales. Pero nooooo. Que ya que estamos con los héroes de carne y hueso, sigo con la racha, antes de que se hagan viejos.
Uno de mis ídolos más incomprensibles, como si lo viera, es mi afición por el ínclito Vicens Castellano, alias "el gay de Ajuste de Cuentas" (lo de gay es una sospecha del Maromo, pero lo que creo que tiene son celos).
Aparte de que me parece que tiene buenos huesos, buena piel, buen vestir (aunque un poco chupi-rancio) y es lo suficientemente macho como para gustarme pero no lo suficiente como para no oler bien, me gusta su voz. Después del Punsi, es el catalán con acento más mono de la tele. Mirad además ese peacho currículum. Le generaba yo las posibilidades que le hicieran falta.
Bueno, el caso es que aparte de las hechuras, lo que más me gusta de este hombre es su paciencia para con los gilipollas y los petardos, y la calma y templanza con la que imparte los consejos.
¿Que se encuentra con una pareja de desequilibrados que sólo saben comprarse ropa y se gastan al mes en peluquería más de lo que yo me gasto en un año con bodas? Él mantiene la calma.
¿Pijos de mierda que viven a todo tren sin darse cuenta de que si vienen mal dadas, la cagan con todo el equipo? Ante todo, no perder la compostura.
¿Familias imbéciles que teniendo un piso vacío están al borde de la quiebra porque se resisten a alquilarlo? No perdamos los estribos.
¿Gente gastando burradas en chucherías, lotería y tabaco? No paaaaaaasa nada.
¿Adolescentes que viendo que la familia se hunde siguen sin ponerse a currar? Asertividad forever.
¿Que estás a dos velas y te pones a pagar una boda y un bautizo? No se dice ningún taco.
¿Empanaos que no encontrarían un mejor empleo ni aunque se tropezaran con él por la calle? Paciencia, que es la madre de la ciencia.
No os penseis que me río de las desgracias ajenas; soy una reciente hipotecada condenada a una vida espartana (si Leónidas se cansa de Gorgo, yo me ofrezco a contarle las pastillas de la tableta de chocolate). El Euríbor me produce sudor y temblores, pero al menos nadie puede decirme que gasto por encima de mis posibilidades.
Vicentito lo mismo te pone un candado en la nevera que te confisca las tarjetas que te abronca por las facturas, y también te pone el hombro si discutes con la pareja; cualquier cosa, pero no levanta una ceja más que la otra. Es un samurai de la economía familiar. Le admiro. Quiero que me enseñe a que no me suba la tensión cuando tengo que hacerle saber lo obvio a un paleto. Habría que meterlo en el Congreso para haber si aguantaba el ambiente.
Sé que es difícil que me comprendais porque encima seguro que teneis prejuicios acerca de lo aburrido e inútil del programa (la inmensa mayoría de casos son demasiado extremados y "fáciles" de solucionar), pero sabéis lo que me gusta el rollo "mira dentro de tí y descubre tu fuerza", "luchando conseguirás lo que quieres", y todo ese rollo MANOWAAAAAR!!!!!
Uno de mis ídolos más incomprensibles, como si lo viera, es mi afición por el ínclito Vicens Castellano, alias "el gay de Ajuste de Cuentas" (lo de gay es una sospecha del Maromo, pero lo que creo que tiene son celos).
Aparte de que me parece que tiene buenos huesos, buena piel, buen vestir (aunque un poco chupi-rancio) y es lo suficientemente macho como para gustarme pero no lo suficiente como para no oler bien, me gusta su voz. Después del Punsi, es el catalán con acento más mono de la tele. Mirad además ese peacho currículum. Le generaba yo las posibilidades que le hicieran falta.
Bueno, el caso es que aparte de las hechuras, lo que más me gusta de este hombre es su paciencia para con los gilipollas y los petardos, y la calma y templanza con la que imparte los consejos.
¿Que se encuentra con una pareja de desequilibrados que sólo saben comprarse ropa y se gastan al mes en peluquería más de lo que yo me gasto en un año con bodas? Él mantiene la calma.
¿Pijos de mierda que viven a todo tren sin darse cuenta de que si vienen mal dadas, la cagan con todo el equipo? Ante todo, no perder la compostura.
¿Familias imbéciles que teniendo un piso vacío están al borde de la quiebra porque se resisten a alquilarlo? No perdamos los estribos.
¿Gente gastando burradas en chucherías, lotería y tabaco? No paaaaaaasa nada.
¿Adolescentes que viendo que la familia se hunde siguen sin ponerse a currar? Asertividad forever.
¿Que estás a dos velas y te pones a pagar una boda y un bautizo? No se dice ningún taco.
¿Empanaos que no encontrarían un mejor empleo ni aunque se tropezaran con él por la calle? Paciencia, que es la madre de la ciencia.
No os penseis que me río de las desgracias ajenas; soy una reciente hipotecada condenada a una vida espartana (si Leónidas se cansa de Gorgo, yo me ofrezco a contarle las pastillas de la tableta de chocolate). El Euríbor me produce sudor y temblores, pero al menos nadie puede decirme que gasto por encima de mis posibilidades.
Vicentito lo mismo te pone un candado en la nevera que te confisca las tarjetas que te abronca por las facturas, y también te pone el hombro si discutes con la pareja; cualquier cosa, pero no levanta una ceja más que la otra. Es un samurai de la economía familiar. Le admiro. Quiero que me enseñe a que no me suba la tensión cuando tengo que hacerle saber lo obvio a un paleto. Habría que meterlo en el Congreso para haber si aguantaba el ambiente.
Sé que es difícil que me comprendais porque encima seguro que teneis prejuicios acerca de lo aburrido e inútil del programa (la inmensa mayoría de casos son demasiado extremados y "fáciles" de solucionar), pero sabéis lo que me gusta el rollo "mira dentro de tí y descubre tu fuerza", "luchando conseguirás lo que quieres", y todo ese rollo MANOWAAAAAR!!!!!
21 de septiembre de 2009
Parece ser que se acabó
Como ya comenté hace tiempo en este blog, hubo una época feliz en la que yo hervía de actividades más allá de acabar el doctorado: no sabía decir que no. Por eso y por si no tuviera ya suficiente con mi complicada vida, me metí a colabora de un blog de divulgación científica, asidesimpleasidenatural.blogspot.com, creado por un inefable compañero mío del CAP y secundado por una pnadilla de devoradores de patatas bravas. La idea era muy buena, la ilusión era muy grande, pero actualizar un blog a diario, teniendo que buscar bibliografía y currarse una entrada divulgativa cuesta un montón, además quisimos darle valor añadido traduciéndolo al catalán y ofrecer un blog que fuera bilingüe. Era más trabajo que crear una entrada normal. Las visitas nunca fueron muchas, aunque intentamos darle publicidad. Incluso en la página de la Generalitat nos linkaron como blog de divulgación recomendado. Pero el trabajo de los colaboradores se fue haciendo inconstante, algunos abandonaron el barco, a los que tiraban del carro les empezaron a salir callos en los dedos, y al final cada mochuelo decidió que ya bastante lío era cuidar de su olivo. Asi que se quedó el líder solo, hasta que también se cansó.
Aunque el blog hacía luz de gas, no deja de sorprenderme y disgustarme, y me siento culpable. Pero ahora bien, un blog muere más por falta de motivación que por falta de tiempo, y ahí acuso a los internautas en general por esa pereza y ese horchatismo hematológico a la hora de dejar comentarios que se percibe por doquier, salvo en los blogs cómicos. Sin feedbacks, positivos o negativos, los autores no pueden evitar pensar que estan perdiendo el tiempo y tarde o temprano dejan de actualizar el blog.
Una persona ocupada no puede estar todo el día escribiendo para sí mismo, esperando que algún amigo despistado deje un triste comentario, cuando sabe por el número de visitas que hay gente desconocida que también ha leído las entradas.
Así que yo pido, por favor, que no seais unos putos perros vagos de mierda y escribais vuestras opiniones sobre cualquier tema que aparezca en el blog, o cualquier cosa que se os ocurra, buena o mala.
Yo cuando navego por ahí y me topo con otros blogs, raramente me puedo resistir a la tentación y dejo algún comentario. A veces porque me hierve la sangre de indignación, y a veces para felicitar al autor.
Así que lo que yo digo: no me puedo creer que haya tanto horchatismo hematológico.
Sin comentarios no hay blogs, chavalotes.
Aunque el blog hacía luz de gas, no deja de sorprenderme y disgustarme, y me siento culpable. Pero ahora bien, un blog muere más por falta de motivación que por falta de tiempo, y ahí acuso a los internautas en general por esa pereza y ese horchatismo hematológico a la hora de dejar comentarios que se percibe por doquier, salvo en los blogs cómicos. Sin feedbacks, positivos o negativos, los autores no pueden evitar pensar que estan perdiendo el tiempo y tarde o temprano dejan de actualizar el blog.
Una persona ocupada no puede estar todo el día escribiendo para sí mismo, esperando que algún amigo despistado deje un triste comentario, cuando sabe por el número de visitas que hay gente desconocida que también ha leído las entradas.
Así que yo pido, por favor, que no seais unos putos perros vagos de mierda y escribais vuestras opiniones sobre cualquier tema que aparezca en el blog, o cualquier cosa que se os ocurra, buena o mala.
Yo cuando navego por ahí y me topo con otros blogs, raramente me puedo resistir a la tentación y dejo algún comentario. A veces porque me hierve la sangre de indignación, y a veces para felicitar al autor.
Así que lo que yo digo: no me puedo creer que haya tanto horchatismo hematológico.
Sin comentarios no hay blogs, chavalotes.
19 de septiembre de 2009
La nueva casa del Metal (avance)
Se acerca el día que todos estais esperando; la presentación de las fotos de la nueva Casa del Metal, una casa que está más al sur que la anterior, más cerca del Monte del Destino. Una casa que nos va a dejar sin vacaciones muchos años para poderla pagar, una casa donde celebraremos la mayor cantidad de fiestas posibles antes de que el Euríbor nos eche de ella, una casa en la que ojalá que puedan nacer mis hijos. El único piso que nos gustó de todos los que vimos, que encanta a todo el que lo ve, pero con un gran defecto: está como un poco a tomar por culillo. Qué se le va a hacer, engrosaremos las filas de capitalinos de corazón expulsados a la periferia por el precio de los pisos.
La fecha de la mudanza es indeterminada pero hemos ido llevando las suficientes cosas como para tener la casa hecha un almacén, así que está impresentable y descolocada. Antes de que empiece a parecer un conato de hogar os presento las fotos de la única parte de la casa que está aceptable: la terraza. Sí, amigos, el piso tiene ese peaso de anexo en peligro de extinción llamado terraza, una terraza del copón, o como yo prefiero llamarla ahora que tengo muchos amigos fumadores, narcosala con vistas.
Y precisamente como las vistas y la orientación son otro de los grandes pros del piso, pues eso es lo que os enseño para que vayais abriendo boca.
Imagen de la narcosala en sí, con las primeras plantitas incluidas. Doce metros cuadrados especialmente diseñados para atraer polvo y arena a fin que después un colega del Maromo se pasee descalzo y plante la peana en toda la pared, a fín de que Angainor tenga que venir después con un paño a limpiar las putas pisadas y a recoger las putas colillas que dejó. Pero no todo fue tan grave: dejaron las colillas en un tarro de cristal porque a pesar de que había media docena de ceniceros ya distribuidos entre la cocina y el salón, es sabido que un varón es incapaz de encontrar lo que necesita si no hay alguna criatura con vagina en un radio de 10 metros. La foto se realizó después de limpiar las pisadas, claro.
El "asomadero". La terraza de los segundos estaban descubiertas, pero el Maromo parece ser la única criatura en el universo que la prefiere así; todos los demás seres racionales que han opinado creen que es más bonita la terraza cubierta del primer piso. Y sí, se ve un bosque con trigales dorados al fondo, qué bucólico todo.
Visión del espléndido bosque que bordea el arroyo que hay enfrente de mi casa. a) Garantizará que nadie me construya un edificio feo delante. b) Me llenará la casa de pelusillas de chopo amenazando con volverme alérgica. c) Crea un microclima en esa parte del pueblo donde corre algo más el aire y se está más fresco. Las fotos están sobreexpuestas porque la luminosidad al mediodía es brutal. Y qué me decís de esa peacho piscina para pasar las tardes de verano domingueras intentando descubrir qué hijo prepúber de los vecinos es más gritón y gilipollas, o a mirar al socorrista y pensar cómo es posible que un tío que se pasa el día sentado a la sombra tocándose los huevos puede cobrar 1000 euros.
El bajo: tiene más terraza pero menos intimidad y cero vistas. ¿De qué sirve tener espacio para poner unas hamacas donde tomar el sol en bolas si en cualquier momento puede asomarse la vecina del primero haciendo fotos?
Visión izquierda: pádel donde los nuevos ricos se dedican a aznarear y torre de alta tensión, que que que que que qué preciosidad, madre mía.
Visión general del pueblo. Prueba de agudeza visual: ¿alguien puede distinguir un torreón del siglo XV en esa imagen?
Otra visión del pueblo con las inevitables gruas madrileñas al fondo. Caminito perruno en primer plano. Hay tres cosas que apetecen hacer cuando uno mira por mi terraza: a) Irse a curiosear al bosque, que tiene pinta de ser muy fresquito. b) Darse un chapuzón en la piscina. c) Seguir ese caminito para saber hasta dónde llega tanto a izquierda como a derecha. ¿O no?
Lo mejor: el conserje (?) ganándose el sueldo fregando no sé sabé qué coño. ¿Cagarrutas de pájaro? Lo más probable.
Qué lujo, que glamurización, que cosa más fina, poder sacar a tu hijo a hacer rallies por los largos pasillos sin cagarrutas de la urbanización.
¿Qué me decís? ¿Tiene buena pinta o no? ¿Os vendréis a tomar unos pelotazos en mi terracita una noche?
La fecha de la mudanza es indeterminada pero hemos ido llevando las suficientes cosas como para tener la casa hecha un almacén, así que está impresentable y descolocada. Antes de que empiece a parecer un conato de hogar os presento las fotos de la única parte de la casa que está aceptable: la terraza. Sí, amigos, el piso tiene ese peaso de anexo en peligro de extinción llamado terraza, una terraza del copón, o como yo prefiero llamarla ahora que tengo muchos amigos fumadores, narcosala con vistas.
Y precisamente como las vistas y la orientación son otro de los grandes pros del piso, pues eso es lo que os enseño para que vayais abriendo boca.
Imagen de la narcosala en sí, con las primeras plantitas incluidas. Doce metros cuadrados especialmente diseñados para atraer polvo y arena a fin que después un colega del Maromo se pasee descalzo y plante la peana en toda la pared, a fín de que Angainor tenga que venir después con un paño a limpiar las putas pisadas y a recoger las putas colillas que dejó. Pero no todo fue tan grave: dejaron las colillas en un tarro de cristal porque a pesar de que había media docena de ceniceros ya distribuidos entre la cocina y el salón, es sabido que un varón es incapaz de encontrar lo que necesita si no hay alguna criatura con vagina en un radio de 10 metros. La foto se realizó después de limpiar las pisadas, claro.
El "asomadero". La terraza de los segundos estaban descubiertas, pero el Maromo parece ser la única criatura en el universo que la prefiere así; todos los demás seres racionales que han opinado creen que es más bonita la terraza cubierta del primer piso. Y sí, se ve un bosque con trigales dorados al fondo, qué bucólico todo.
Visión del espléndido bosque que bordea el arroyo que hay enfrente de mi casa. a) Garantizará que nadie me construya un edificio feo delante. b) Me llenará la casa de pelusillas de chopo amenazando con volverme alérgica. c) Crea un microclima en esa parte del pueblo donde corre algo más el aire y se está más fresco. Las fotos están sobreexpuestas porque la luminosidad al mediodía es brutal. Y qué me decís de esa peacho piscina para pasar las tardes de verano domingueras intentando descubrir qué hijo prepúber de los vecinos es más gritón y gilipollas, o a mirar al socorrista y pensar cómo es posible que un tío que se pasa el día sentado a la sombra tocándose los huevos puede cobrar 1000 euros.
El bajo: tiene más terraza pero menos intimidad y cero vistas. ¿De qué sirve tener espacio para poner unas hamacas donde tomar el sol en bolas si en cualquier momento puede asomarse la vecina del primero haciendo fotos?
Visión izquierda: pádel donde los nuevos ricos se dedican a aznarear y torre de alta tensión, que que que que que qué preciosidad, madre mía.
Visión general del pueblo. Prueba de agudeza visual: ¿alguien puede distinguir un torreón del siglo XV en esa imagen?
Otra visión del pueblo con las inevitables gruas madrileñas al fondo. Caminito perruno en primer plano. Hay tres cosas que apetecen hacer cuando uno mira por mi terraza: a) Irse a curiosear al bosque, que tiene pinta de ser muy fresquito. b) Darse un chapuzón en la piscina. c) Seguir ese caminito para saber hasta dónde llega tanto a izquierda como a derecha. ¿O no?
Lo mejor: el conserje (?) ganándose el sueldo fregando no sé sabé qué coño. ¿Cagarrutas de pájaro? Lo más probable.
Qué lujo, que glamurización, que cosa más fina, poder sacar a tu hijo a hacer rallies por los largos pasillos sin cagarrutas de la urbanización.
¿Qué me decís? ¿Tiene buena pinta o no? ¿Os vendréis a tomar unos pelotazos en mi terracita una noche?
16 de septiembre de 2009
Y este es el resultado final de mis horas de asueto dejándome las pupilas en el puzzle Guernika de 3000 piezas, dedicando cualquier minuto libre en intentar distinguir las piezas gris oscuro, de las gris menos oscuro, de las gris clarito, de las gris oscuro con leve rayita negra. Y sin perder ni una oiga, aunque se me cayeron varias veces, a base de no barrer demasiado el salón, concienzudamente.
Lo vamos a colgar, pladur mediante, en una pared preferencial del salón de la nueva casa, donde se podrá ver nada más entrar en la casa, porque aunque pierde mucho en foto, causa admiración a quien lo ve. Eso sí, incumple las reglas del Feng shui, que dice que no se pueden tener cuadros de temática triste o violenta. Pero digo yo que que el día que entre un experto en Feng shui en mi casa se preocupará más de los más de 400 discos de heavy metal, el cuerno vikingo y las figuritas de guerreros...
Enmarcar el puzzlito de marras me ha costado la corteza adrenal, pero me han ahorrado la pesadilla de tener que pegar el puzzle yo misma y los marcos (elegidos por mí contraviniendo los consejos del enmarcador) han quedado muy propios... Llevar el bichito de casi metro y medio de largo sin pegar al taller requirió de la colaboración de 3 personas sin miedo a hacer el ridículo por la calle, toda una movida...
¿Creeis que hay mucha gente en el mundo que se quejaría si les pongo a comer debajo del cuadro? Teniendo en cuenta que una chica me preguntó que si no me daba miedo entrar en la página de www.rafabasa.com porque había una calavera, ya me espero todo tipo de pánicos, fobias y manías...Está todo el mundo medio amariconao.
Lo vamos a colgar, pladur mediante, en una pared preferencial del salón de la nueva casa, donde se podrá ver nada más entrar en la casa, porque aunque pierde mucho en foto, causa admiración a quien lo ve. Eso sí, incumple las reglas del Feng shui, que dice que no se pueden tener cuadros de temática triste o violenta. Pero digo yo que que el día que entre un experto en Feng shui en mi casa se preocupará más de los más de 400 discos de heavy metal, el cuerno vikingo y las figuritas de guerreros...
Enmarcar el puzzlito de marras me ha costado la corteza adrenal, pero me han ahorrado la pesadilla de tener que pegar el puzzle yo misma y los marcos (elegidos por mí contraviniendo los consejos del enmarcador) han quedado muy propios... Llevar el bichito de casi metro y medio de largo sin pegar al taller requirió de la colaboración de 3 personas sin miedo a hacer el ridículo por la calle, toda una movida...
¿Creeis que hay mucha gente en el mundo que se quejaría si les pongo a comer debajo del cuadro? Teniendo en cuenta que una chica me preguntó que si no me daba miedo entrar en la página de www.rafabasa.com porque había una calavera, ya me espero todo tipo de pánicos, fobias y manías...Está todo el mundo medio amariconao.
14 de septiembre de 2009
Mi amiga Vane
Mucha gente que me ha conocido sabe que no me gusta reencontrarme con el pasado. Que cuando cierro la puerta, la cierro con llave (véase entradas de 2 julio de 2007). Cuando paso página, la paso para siempre. Que no me gusta toparme con otros arrieros en el camino. Si tengo que cambiarme de acera, me cambio. Si tengo que girar la cara, la giro. Y no siempre es porque no me haya cicatrizado alguna herida.
Yo al Facebook le he dado poco uso, porque no encuentro ningún aliciente morboso en volver a hacerme amiga de quien perdí hace muchos muchos años. Así que he buscado pocos fantasmas del pasado. Pero un fantasma del pasado me encontró a mí, y de forma excepcional, me encantó.
Como cualquier otra niña de las Españas, supongo, yo tenía una amiga de la infancia llamada Vane. Mi Gran Amiga de la Infancia con todas las mayúsculas. Vecinas. Uña y carne. Tremendísimas. Nuestra afición favorita, meternos cartas por debajo de la puerta. Cartas con sobres y dibujos hechos por nosotras, con abundancia de colorines, corazoncitos, animalitos, te-quiero-mucho, firma-aquí-si-quieres-ser-mi-amiga-para-siempre y toda la parafernalia propia de una cría de Homo sapiens en su etapa pre-Manowar. Yo no era muy aficionada a ir a las casas de otros niños, pero la suya era la excepción. Además había que meterle la carta por debajo de la puerta. A veces la carta estaba tan llena de dibujos y parafernalia que no cabía, y era un problemón. A veces nos pillábamos in fraganti deslizando el sobre por debajo, pero la gracia era hacer como si nada y no abrir la puerta, porque lo divertido era encontrarlo por sorpresa.
No me preguntéis cuáles fueron los orígenes de la amistad porque no me acuerdo. Sólo recuerdo la tonelada de cartas que le escribí y que recibí y que en algún momento de imperdonable furia ordenadoril tiré a la basura. Seguramente conservo algunas de las más entrañables, pero haberlas guardado todas me proporcionaría ahora unos buenos momentos de cachondeo hiperglucémico.
Vane y yo éramos distintas. Mientras yo parecía salida de una familia idílica, ella vivía en peor piso que yo, tenía un hermano con un problema psicomotor, su padre era un policía con revistas porno en el coche y tenía problemas matrimoniales serios con la madre de Vane.
No sé si fue por eso que Vane creció más pronto que yo. No físicamente, porque a mi todo me ha llegado "en tiempos", pero yo ya me daba cuenta de que había cosas que estaban cambiando. Señales muy sutiles, casi imperceptibles.
Por ejemplo, un día que jugábamos en su habitación con sus Barbies y los ponys. Yo era pro-pony a muerte, llegué a tener como 15, entre otras cosas porque las petardas de mis tías me seguían regalando ponys incluso hasta cuando yo ya me estaba cansando de ellos. Pero tuve una época de ardor ecuestre que no hacía presagiar que yo me desharía de mis ponys regalándoselos a una prima pequeña que los despreció y los hizo desaparecer para dolor eterno mío. ¡Lacitos! ¡Manzanitas! ¡Plumitas! Nunca os olvidaré. Lo que haría por recuperaros, madre mía.
A lo que íbamos. Yo con esos cuadrúpedos hubiera seguido hasta el fin del mundo (bueno, hasta que fueran sustituídos por los Pin y Pon). Otros niños andaban con los Clicks y otros muñequitos, pero a mí me gustaban los ponys y les sacaba todo el provecho que cualquier otro niño sacaba de un juguete humanoide de dos patas: me inventaba historias, les hacía besuquearse, les creaba casas y profesiones, hasta les hacía vestidos, a los jodíos (hacerle trajes a un cuadrúpedo inmóvil tiene mucho mérito, no os creais).
Vane en cambio dio más pronto que yo ese terrorífico salto que va desde los ponys...a las Barbies. Las Barbies, aunque tengan fama de yankis operadas y frígidas, son más sexuales que los ponys. Yo por aquella época estaba en mi época anti-femenina de resistencia a la superficialidad de mis tías, y juraba que jamás llevaría faldas ni vestidos, porque relacionaba los trapitos con ser gilipollas, y no quería ponerme a jugar con vestiditos cursis de muñecas.
Pero Vane me convenció un día para jugar con sus Barbies y los ponys a una tórrida historieta zoofílico-lésbica que consistía en jugar...¡¡¡A las Barbies amazonas!!!
Bueno, bueno, bueno, dejo que dejéis volar vosotros mismos vuestra imaginación y visualiceis en vuestra mente una película sobre Barbies desnudas montadas a caballo, retozando por la habitación. No sé si suena suficientemente erótico pero si yo con 7 u 8 años me escandalicé un poco, es porque la cosa llamaba la atención.
Otra ocasión que me llevó al escándalo es cuando no se le ocurre otra cosa a la Vane que tenderme en un banco de la calle y subirme la camiseta hasta que se me viera el ombligo para juguetear a los médicos. Y no es que yo me opusiera a enseñar carne, pero córcholis, tuve que abortar el juego enseguida porque podría haber elegido un lugar y un momento en el que no estuvieran los chicos del bloque jugando al fútbol delante nuestro. Madre mía, se giraron a mirarme con los ojos echando chispas y ella no se daba cuenta. Por lo visto iban tan adelantados como Vane.
Y aparte de otros detalles, también me causó preocupación que sustituyera su afición por Snoopy por hacerse superfan de George Michael, que en aquella época estaba en pleno esplendor y todavía no se sabía que era gay. Yo con Pedrito de "Érase una vez la vida" tenía suficiente.
No os penséis que yo era completamente ingenua. Porque una cosa es mantener las emergentes hormonas bajo umbrales discretos y otra cosa es no ser criatura de este mundo.
Yo sabía mis cositas sobre el tema de las flores y las abejas, como demuestra el hecho de que me sentara mal que, una vez que Vane me estaba sujetando las piernas hacia arriba para enseñarme a hacer el pino puente en la calle, un chico mayor pseudo-yoncarra de su bloque le comentara a nuestras espaldas a otro niño, con un tono paternalista y didáctico que nunca olvidaré: -"¿Ves? Eso son dos lesbianas".
Así que no es que yo viniera lenta o retrasada: es que las cosas de la naturaleza y los subidones hormonales me gusta vivirlos en la intimidad, sin presiones ni interferencias externas. Por eso empezó a notarse un desfase entre las inquietudes de Vane y las mías, y eso que ella tampoco había llegado muy lejos...
Pero lo que ocurrió al final con nuestra amistad es que la madre de Vane era más responsable que la mía y la cambió de colegio, a otro colegio público más alejado y decente, para no seguir en un puto colegiucho calamitoso malorro con parque llenito de jeringuillas de heroinómanos delante como al que seguí yendo yo.
La memoria es débil pero yo lo viví como una especie de traición. En aquella época era mucho más posesiva con mis amistades, porque aún no me había dado cuenta de que es poco razonable esperar que las amistades infantiles sean eternas, porque la gente cambia y tenemos derecho a rechazar unos ambientes e introducirnos en otros círculos. El caso es que Vane recibió el último empujón hacia la pubertad y yo me quedé como una niña más sola que rabia viéndola pasear con sus nuevas amigas más pavas y más pijas. Por eso creo que dejamos de hablarnos y se acabaron las cartas rosas, y Vane se convirtió en un recuerdo muy muy lejano.
Luego me mudé a las tierras periféricas, empezaron mis lágrimas, y para Vanes estaba yo.
Pero muchos muchos más años más tarde, muchos amigos más tarde, mucha mucha lluvia caída, me encuentro un mensaje del Facebook de que Vane quiere ser mi amiga de nuevo. ¡¡Y me gusta la idea!! Y la añado encantada y flipo con su nuevo look, irreconocible. Y hablamos y le cuento mi vida porque yo estaba en unos días de bajón. Y también me alegro de que me cuente su vida y me resuma tantos años en unas pocas líneas. Y ocurre una cosa increíble y es que esta chica a la que yo sólo conocí de niña me sube la autoestima cuando aprecia sinceramente los logros que he conseguido en la vida. Porque lo que a mí me parece ser mediocre, hacer sufrido, ser una pringada, a ella le pareció haber llegado lejos, y a su madre también. Y me pide fotos y me dice que estoy guapísima y reconoce el valor de tener una foto con Doro.
Porque nuestros caminos se bifurcaron muy pronto pero a ella también el destino la volvió rockera, y cantante amateur. Y me complació ver que no parece haber seguido el camino piji-ñoño que yo auguré cuando la vi pasear con las chicas de su nuevo colegio. Y le prometí una cosa que aún no he cumplido, y que para mí es un deseo y un triunfo, que es reecontrarme con ella y tomar algo para recordar los viejos tiempos, y los presentes. Vane no lo sabe, pero con ella hago una excepción y la hago gustosísima, porque he recuperado ese cariño y la quiero agradecer que me abriera los ojos hacia lo que es mi vida con sus comentarios amables y su ilusión, y no me da miedo quedar con ella y conocer en lo que se ha convertido. Porque sea lo que sea lo que la vida haya hecho con ella, me volvió a llenar el corazoncito de arco-iris, piruletas y Snoopys calcados con plastidecor.
Eso me ha llegao, Vane, eso me ha llegao. Apareciste cuando te necesitaba. Hubo un tiempo que que creía que te había olvidado, pero en verdad nunca te olvidaré.
Yo al Facebook le he dado poco uso, porque no encuentro ningún aliciente morboso en volver a hacerme amiga de quien perdí hace muchos muchos años. Así que he buscado pocos fantasmas del pasado. Pero un fantasma del pasado me encontró a mí, y de forma excepcional, me encantó.
Como cualquier otra niña de las Españas, supongo, yo tenía una amiga de la infancia llamada Vane. Mi Gran Amiga de la Infancia con todas las mayúsculas. Vecinas. Uña y carne. Tremendísimas. Nuestra afición favorita, meternos cartas por debajo de la puerta. Cartas con sobres y dibujos hechos por nosotras, con abundancia de colorines, corazoncitos, animalitos, te-quiero-mucho, firma-aquí-si-quieres-ser-mi-amiga-para-siempre y toda la parafernalia propia de una cría de Homo sapiens en su etapa pre-Manowar. Yo no era muy aficionada a ir a las casas de otros niños, pero la suya era la excepción. Además había que meterle la carta por debajo de la puerta. A veces la carta estaba tan llena de dibujos y parafernalia que no cabía, y era un problemón. A veces nos pillábamos in fraganti deslizando el sobre por debajo, pero la gracia era hacer como si nada y no abrir la puerta, porque lo divertido era encontrarlo por sorpresa.
No me preguntéis cuáles fueron los orígenes de la amistad porque no me acuerdo. Sólo recuerdo la tonelada de cartas que le escribí y que recibí y que en algún momento de imperdonable furia ordenadoril tiré a la basura. Seguramente conservo algunas de las más entrañables, pero haberlas guardado todas me proporcionaría ahora unos buenos momentos de cachondeo hiperglucémico.
Vane y yo éramos distintas. Mientras yo parecía salida de una familia idílica, ella vivía en peor piso que yo, tenía un hermano con un problema psicomotor, su padre era un policía con revistas porno en el coche y tenía problemas matrimoniales serios con la madre de Vane.
No sé si fue por eso que Vane creció más pronto que yo. No físicamente, porque a mi todo me ha llegado "en tiempos", pero yo ya me daba cuenta de que había cosas que estaban cambiando. Señales muy sutiles, casi imperceptibles.
Por ejemplo, un día que jugábamos en su habitación con sus Barbies y los ponys. Yo era pro-pony a muerte, llegué a tener como 15, entre otras cosas porque las petardas de mis tías me seguían regalando ponys incluso hasta cuando yo ya me estaba cansando de ellos. Pero tuve una época de ardor ecuestre que no hacía presagiar que yo me desharía de mis ponys regalándoselos a una prima pequeña que los despreció y los hizo desaparecer para dolor eterno mío. ¡Lacitos! ¡Manzanitas! ¡Plumitas! Nunca os olvidaré. Lo que haría por recuperaros, madre mía.
A lo que íbamos. Yo con esos cuadrúpedos hubiera seguido hasta el fin del mundo (bueno, hasta que fueran sustituídos por los Pin y Pon). Otros niños andaban con los Clicks y otros muñequitos, pero a mí me gustaban los ponys y les sacaba todo el provecho que cualquier otro niño sacaba de un juguete humanoide de dos patas: me inventaba historias, les hacía besuquearse, les creaba casas y profesiones, hasta les hacía vestidos, a los jodíos (hacerle trajes a un cuadrúpedo inmóvil tiene mucho mérito, no os creais).
Vane en cambio dio más pronto que yo ese terrorífico salto que va desde los ponys...a las Barbies. Las Barbies, aunque tengan fama de yankis operadas y frígidas, son más sexuales que los ponys. Yo por aquella época estaba en mi época anti-femenina de resistencia a la superficialidad de mis tías, y juraba que jamás llevaría faldas ni vestidos, porque relacionaba los trapitos con ser gilipollas, y no quería ponerme a jugar con vestiditos cursis de muñecas.
Pero Vane me convenció un día para jugar con sus Barbies y los ponys a una tórrida historieta zoofílico-lésbica que consistía en jugar...¡¡¡A las Barbies amazonas!!!
Bueno, bueno, bueno, dejo que dejéis volar vosotros mismos vuestra imaginación y visualiceis en vuestra mente una película sobre Barbies desnudas montadas a caballo, retozando por la habitación. No sé si suena suficientemente erótico pero si yo con 7 u 8 años me escandalicé un poco, es porque la cosa llamaba la atención.
Otra ocasión que me llevó al escándalo es cuando no se le ocurre otra cosa a la Vane que tenderme en un banco de la calle y subirme la camiseta hasta que se me viera el ombligo para juguetear a los médicos. Y no es que yo me opusiera a enseñar carne, pero córcholis, tuve que abortar el juego enseguida porque podría haber elegido un lugar y un momento en el que no estuvieran los chicos del bloque jugando al fútbol delante nuestro. Madre mía, se giraron a mirarme con los ojos echando chispas y ella no se daba cuenta. Por lo visto iban tan adelantados como Vane.
Y aparte de otros detalles, también me causó preocupación que sustituyera su afición por Snoopy por hacerse superfan de George Michael, que en aquella época estaba en pleno esplendor y todavía no se sabía que era gay. Yo con Pedrito de "Érase una vez la vida" tenía suficiente.
No os penséis que yo era completamente ingenua. Porque una cosa es mantener las emergentes hormonas bajo umbrales discretos y otra cosa es no ser criatura de este mundo.
Yo sabía mis cositas sobre el tema de las flores y las abejas, como demuestra el hecho de que me sentara mal que, una vez que Vane me estaba sujetando las piernas hacia arriba para enseñarme a hacer el pino puente en la calle, un chico mayor pseudo-yoncarra de su bloque le comentara a nuestras espaldas a otro niño, con un tono paternalista y didáctico que nunca olvidaré: -"¿Ves? Eso son dos lesbianas".
Así que no es que yo viniera lenta o retrasada: es que las cosas de la naturaleza y los subidones hormonales me gusta vivirlos en la intimidad, sin presiones ni interferencias externas. Por eso empezó a notarse un desfase entre las inquietudes de Vane y las mías, y eso que ella tampoco había llegado muy lejos...
Pero lo que ocurrió al final con nuestra amistad es que la madre de Vane era más responsable que la mía y la cambió de colegio, a otro colegio público más alejado y decente, para no seguir en un puto colegiucho calamitoso malorro con parque llenito de jeringuillas de heroinómanos delante como al que seguí yendo yo.
La memoria es débil pero yo lo viví como una especie de traición. En aquella época era mucho más posesiva con mis amistades, porque aún no me había dado cuenta de que es poco razonable esperar que las amistades infantiles sean eternas, porque la gente cambia y tenemos derecho a rechazar unos ambientes e introducirnos en otros círculos. El caso es que Vane recibió el último empujón hacia la pubertad y yo me quedé como una niña más sola que rabia viéndola pasear con sus nuevas amigas más pavas y más pijas. Por eso creo que dejamos de hablarnos y se acabaron las cartas rosas, y Vane se convirtió en un recuerdo muy muy lejano.
Luego me mudé a las tierras periféricas, empezaron mis lágrimas, y para Vanes estaba yo.
Pero muchos muchos más años más tarde, muchos amigos más tarde, mucha mucha lluvia caída, me encuentro un mensaje del Facebook de que Vane quiere ser mi amiga de nuevo. ¡¡Y me gusta la idea!! Y la añado encantada y flipo con su nuevo look, irreconocible. Y hablamos y le cuento mi vida porque yo estaba en unos días de bajón. Y también me alegro de que me cuente su vida y me resuma tantos años en unas pocas líneas. Y ocurre una cosa increíble y es que esta chica a la que yo sólo conocí de niña me sube la autoestima cuando aprecia sinceramente los logros que he conseguido en la vida. Porque lo que a mí me parece ser mediocre, hacer sufrido, ser una pringada, a ella le pareció haber llegado lejos, y a su madre también. Y me pide fotos y me dice que estoy guapísima y reconoce el valor de tener una foto con Doro.
Porque nuestros caminos se bifurcaron muy pronto pero a ella también el destino la volvió rockera, y cantante amateur. Y me complació ver que no parece haber seguido el camino piji-ñoño que yo auguré cuando la vi pasear con las chicas de su nuevo colegio. Y le prometí una cosa que aún no he cumplido, y que para mí es un deseo y un triunfo, que es reecontrarme con ella y tomar algo para recordar los viejos tiempos, y los presentes. Vane no lo sabe, pero con ella hago una excepción y la hago gustosísima, porque he recuperado ese cariño y la quiero agradecer que me abriera los ojos hacia lo que es mi vida con sus comentarios amables y su ilusión, y no me da miedo quedar con ella y conocer en lo que se ha convertido. Porque sea lo que sea lo que la vida haya hecho con ella, me volvió a llenar el corazoncito de arco-iris, piruletas y Snoopys calcados con plastidecor.
Eso me ha llegao, Vane, eso me ha llegao. Apareciste cuando te necesitaba. Hubo un tiempo que que creía que te había olvidado, pero en verdad nunca te olvidaré.
5 de septiembre de 2009
Cuando estaba haciendo la tesis, el infierno que vivía con mis compañeras eclipsaba cualquier otra miseria de mi vida. Eso me ha impedido descubrir a tiempo que no brillaba tanto lo que yo creía que era oro. Aunque ahora mi estatus en el trabajo es mucho mejor, me lamenta descubrir que en todos sitios cuecen habas y que los mismos fantasmas siempre te persiguen.
Las compañeras cotorras, maledicentes y marujiles se han transmutado cual Pokemons en versiones pavas de los mismos demonios, contribuyendo a agrabar mi preocupante misoginia. Los primeros piques han aflorado. Todo es tan repetitivo que aburre.
Necesito recopilar toda la energía cósmica posible para acercarme al zen, chocarme en el supermercado con Ramiro Calle, respirar de forma abdominal, darle caña al cuenco tibetano, limpiar mi karma.
Sigo persiguiendo mi zanahoria.
Las compañeras cotorras, maledicentes y marujiles se han transmutado cual Pokemons en versiones pavas de los mismos demonios, contribuyendo a agrabar mi preocupante misoginia. Los primeros piques han aflorado. Todo es tan repetitivo que aburre.
Necesito recopilar toda la energía cósmica posible para acercarme al zen, chocarme en el supermercado con Ramiro Calle, respirar de forma abdominal, darle caña al cuenco tibetano, limpiar mi karma.
Sigo persiguiendo mi zanahoria.
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