21 de septiembre de 2010

Qué vida más triste

El otro día inauguraban un LIDL en mi barrio. Me regalaron dos ramos de rosas rojas, me dieron un perrito caliente y un sucedáneo de Coca-cola y me tocó una caja de galletas en una ruleta; fue una de las mejores tardes de mi vida.

Todo lo demás que puedo decir de la semanason sapos y culebras.
Menos mal que puedo relajarme volviendo a ejercer de Behind the Musgo una vez más, antes de que se estropee el tiempo. Pretendía buscar setas, pero hay muy pocas y pequeñas. En su lugar he encontrado en el bosque todo tipo de bayas de todos los colores, kilos y kilos de cagarrutas de conejo, algarrobos, plantas con frutos hinchados que seguro me explicaron en las prácticas de botánica, enredaderas parasitarias, margaritones trepadores invadiendo la orilla del río (esto huele a contaminación por parte de algún jardín), espadañas y tomates salvajes enormes (!!!???).
Tengo que iniciar una campaña de recogida de firmas para que Bear Grills venga a sobrevivir un tiempecito en Arroyomolinos, lo iba a tener fácil. Al menos hasta que la Espe decida que en el Parque Regional del curso medio del Guadarrama no tiene flora ni fauna de enjundia y que
total, por cuatro hierbajos sin importancia, lo arrancamos todo y construimos más chalets.


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