Interrumpo la programación porque ha salido hace poco una noticia que sabéis que me toca "la tecla".
Y habrá gente que me llame maniática cuando me indigno sobre el trato animal que se da a las mujeres en el común de los paritorios españoles (ojo, y no digo que la mayoría de mujeres no se sometan a ese trato sin quejarse demasiado, aceptándolo con resignación y mansedumbre), pero es que a las pruebas me remito.
Un ginecólogo se pone a hacer unas viñetas humorísticas dignas de un criajo de 16 años que se aburre en el instituto y exhibe sus bromas de humor grueso, y otros ginecólogos que conforman la SEGO dicen amén y lo publican en su gaceta electrónica, lo que demuestra que no es cosa de uno solo, si no que en la profesión triunfa la idea. Vamos, que la visión está generalizada, normalizada.
Como suele ser usual cuando el Instituto de la Mujer se queja, enseguida las desautorizan a la voz de "feminazis", "victimistas", "quejicas" y demás, y la verdad es que más que el Instituto de la Mujer, los que tienen más razón que un santo para poner el grito en el cielo son los de la Asociación del Defensor del Paciente, porque al fin y al cabo se nota que el autor no es que se quiera burlar con maldad de la mujer en general, si no exagerar situaciones comunes de las pacientes y parturientas que tiene que atender, y canta un huevo que está basado en situaciones reales.
(Y permitidme el sexismo cuando añado: hombres tenían que ser...).
(Y permitidme el sexismo cuando añado: hombres tenían que ser...).
He trabajado con médicos (en mi caso psiquiatras, pero también otros) y me consta que ese desprecio hacia la parte humana de los pacientes existe. He visto veterinarios tratando con más cariño, ternura y consideración a sus pacientes que los médicos, que por distanciamiento psicológico rápidamente aprenden a considerar a los pacientes poco más que un cacho de carne. Hiela la sangre ver los chistes que hacen hablando de los problemas de salud de los demás, la escasa consideración hacia el bienestar psicológico de los pacientes y el desdén con el que comentan cada claso clínico. La rutina hace además que los pacientes pasen por sus manos como quien embute chorizos con una máquina.
¿Las defensoras del parto natural mean fuera de tiesto cuando luchan por que se respete su dignidad durante el parto cuando un miembro de la misma SEGO demuestra que su concepto de la parturienta es un cacho de carne sin cara, abierto de patas con una raja peluda?
¿Demuestra el autor de las viñetas amor o ternura hacia los recién nacidos?
¿Respeto hacia problemas fisiológicos en mujeres de edad avanzada?
Mi abuela tenía prolapso uterino e incontinencia urinaria debido a que tenía el suelo pélvico hecho un asco tras 5 partos y unos cuantos abortos, pero no veo dónde está la risa, porque todos somos hijos de alguien y por tanto causantes de daños colaterales como esos.
No creo que sea motivo de burla. Mi abuela era una persona ignorante que ni por asomo pensaba que había soluciones médicas a su problema (ni a ningún médico que la vio le dio por sacarla de esa ignorancia, por supuesto), así que cualquier mujer mayor que vaya a una consulta a solucionarse lo suyo ya merece un aplauso.
Pues nada, esta me la apunto para cuando tenga que poner un ejemplo de la "mentalidad SEGO". En cuanto a los chistes, Forges es mil veces más gracioso que el tiparraco que dibujó esas viñetas y nunca cae en el humor grueso. Habrá que preguntarle su secreto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario