Dios mío, dáme paciencia...¡¡PERO YA!!
Lo que está claro es que una no puede pasarse por un kiosko a echar un vistazo a las nuevas abyecciones publicadas, en formato libro o revista, mientras espera una cita. Produce ardores estomacalaes que podrían describirse en un nuevo síndrome y ser publicados en The Lancet. Esos libracos de ayuda personal. Esas nuevas revistas de pseudopsicología rezumando obviedades. Ese mi querido Dr. Estivill publicando nuevos refritos dándole vueltas a sus soplapolleces conductistas... Y además para qué queremos revistas femeninas SI LOS REGALOS QUE TRAEN SON FEOS. Mmmmm se me acaba de ocurrir una nueva idea para un libro de autoayuda: "Cómo sobrevivir a los paseos por el mediocre panorama editorial revisteril actual sin quedarse pensando que nos dirigimos hacia la autodestrucción". Lo único que aprendí en ese rato es, en una revista en la que daban consejos de supervivencia (sacados del Manual del Perfecto Soldado Americano Antes de Irse a Oriente Medio), cómo obtener agua en zonas despobladas y otras paranoias apocalípticas. Lo que pasa es que no los comparto con vosotros para que no podáis competir conmigo por el agua cuando estemos en una zona despoblada. Y es que mejor que sobreviva yo para poder explicar los horrores de las generaciones pasadas.
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