22 de septiembre de 2006

Hoy he recuperado cierta confianza en las posibilidades del Mundo.
Primero, mi buen amigo Freixas, disimulado xirucaire, que acude cual superhéroe al más mínimo atisbo de nick messengero pasado de rosca, me ayudó mucho anoche tragándose sin alterarse mis inconfesables paranoias. Que no se preocupe: si la montaña no vienen a Angainor, Angainor irá a la montaña.

Y cuando pensaba que mi tulipancín espabilado iba a ser hijo único, descubro que están brotando otros cinco. Ahí les he visto finos.


Más. Aunque aún no tengo imágenes, mi cactus mutante del curro, que es hiperactivo, ha tenido otro hijito más, con lo cual pronto tendré que pensar en la semiamputación de alguna de sus partes (destiny: maromo's headquarters, the most probable) para que no se me descogurcie cualquier día de estos.
Además, mi madre se trae del frutero una oruga verde guarrindonga, con toda la pinta de ser una mariposa:


Todo lo contrario que Ana Obregón, que va de mariposa pero no pasa de vil gusano. Me lamentaba silenciosamente ayer porque preveía que su nuevo subproducto con título de pseudohembrista de las de 300 euros gastados en peluquería al año iba a ser un éxito televisivo, lo cual sería una demostración irrefutable de que debe generalizarse la castración preventiva en España. Pero hoy descubro que no, que sus muecas para intentar disimular sus intentos de ser actriz cómica y sus guiones para-anormales a medio camino entre el psico-thriller, la pedorrería almodovariana y las series norteamericanas de solteras con el arroz a medio hervir, no han funcionado, y que no he sido la única a la que le rechina que una pija florero pase en dos años a ser presidenta del Gobierno florero. Mira que no defiendo la purria política de este país pero es que there are limits. La Espe puede llegar a presidenta, la Piernas, no.
Así que las historietas de ciencia ficción sobre hospitales en la que los doctores dedican tiempo a hablar amigablemente con los pacientes, las enfermeras se llevan bien con los médicos y el director del hospital cruza chistes con los celadores por el pasillo barrieron al refrito grasoso de una engreída hiperactiva. Vergonzoso. Pero al menos espero que no quiten la serie para que la Obregón esté entretenida y le sobrevenga esa menopausia que ya se está haciendo de rogar, no vaya a ser que insista en sus amenazas de volver a ser madre (con los churumbeles de la Britney, la Beckham y los gemelos que quiere la JLo ya hemos retrocedido los suficiente en la mejora genética de la especie, gracias).
Así yo que sigo aquí, pero estoy mejor de lo mío. Hasta pasaré por alto la subida en la asignación del IRPF para la financiación de la Iglesia Católica.

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