28 de julio de 2007

Mis mitos eroticos (II): Ikki

Yo quería daros una sorpresa, pero Mightyrober me ha fastidiado uno de mis grandes mitos eróticos en un comentario de una entrada anterior, porque ya cayó en la cuenta de que el gran modelo de personaje Henki-like (machote bueno que se pasa a malo por despiste pero después vuelve al camino recto) es sin dudaaaa.....¡¡¡IKKI, tioooo buenooooo macizoooooo!!! Tenía nombre de perro, pero era el más humano de la panda.
Ah, los Caballeros del Zodíaco, esa serie pro-anorexia (atención a los pesos de los muchachos) llena de hombres con el culo pequeño y las espaldas muy anchas. Los dibujantes no fueron a la academia el día que explicaron las proporciones. Lo de aquellos tios no era nada normal. Sin mencionar los pelos de colores y las mallas arrepretadas. Yo creo que los dibujantes para inspirarse se ponían glam metal a todo trapo. Es que debía de ser la época de los cardados y las hombreras, y todo se pega.
Ikki no era un personaje principal y aparecía de higos a brevas, pero ahí residía también parte de su encanto. Eso, y que era el único que tenía pintazas de hombre-hombre, no como ese pardillo de Seiya que se ruborizaba a la mínima, o esa locaza de Shun, ni tenía hechuras de chuloplaya como Hyoga, ni iba de encandilador zen intelectual con tatuaje como Shiryu.
Ikki tenía cara de hombre y voz de
hombre, no de niñato como los demás. Su armadura también llamaba mucho la atención, aunque esas plumas de metal fijo que se le enganchaban en las puertas de los ascensores...La armadura tenía faldita, de acuerdo, pero mejor eso que no ir
de rosa, de blanco sanferminero, de verde anuncio de Rondel o de rojo y blanco como un pijama infantil.
Lo que más molaba de Ikki es que era inmortal. Nos ha jodío, así cualquiera. No importaba que le dieran estiba de la guapa; después aparecía sentado como en una taza de water en medio de un volcán,
meditando mientras hace chup chup, y al cabo de un tiempo, PAM,
recuperaba las fuerzas y se ponía a repartir estopa de nuevo. Eso de que nunca se le acabaran las pilas y ese aire intelectual de "aunque parezca que cago estoy meditando y reuniendo energía cósmica" tenía su aquel.Lo importante de Ikki es que no era un rebelde sin causa, era un malo porque el mundo lo había hecho así, que tiene un perdón. Un bueno en su fuero interno pero mal informado dispuesto a entrar en razón, que son los que me gustan a mí.Lo mejor de Ikki no es que parezca mínimamente masculino en una saca de locas, ni el morbo que tiene el hecho de que en una serie en la que todo el puto mundo se pasa el día chorrando sangre sin consecuencias, él fuera el único que tenía una cicatriz.
Ikki empezaba siendo muy malo, por venganza robaba
la armadura de Sagitario (el guionista principal de la serie era sagitario, creo, porque si no no se explica tanta parcialidad), y empieza a repartir estiba a todo quisqui. Pero al final se convierte en un lobo solitario que ayuda a los buenos cuando más deseperados están.
Todo el mundo reconoce que Ikkis tenía unos huevos catedralíceos porque fue capaz de sacrificarse por su hermano pequeño( el gay). La historia es más que conocida pero yo la explico para recordar a la peña el extraordinario heroismo de Ikki y las salidas de olla de los guionistas japoneses.
Pues esto son todos una panda de huérfanos a los que una fundación entrena para convertirlos en defensores del bien y proteger a la reencarnación de la diosa Atenea, que es una paya con el pelo lila que se pasea en camisón. El destino del entrenamiento se elige por sorteo. Entonces va Ikki y le toca un destino normalito tirando a bien, pero a su hermano le toca el peor de todos: irse a entrenar con un payo muy malo, a aprender una técnica súper chunga, donde lo más normal era salir de allí con los pies por delante. Entonces a Shun se le queda el ojete que no le cabe un bigote de gamba, pero su hermano le echa un par y consigue darle el cambiazo de destino, para recibir en sus carnes la tortura del fatal entramiento. Porque es el típico hermano mayor que sin que nadie le diga nada se hace responsable del bienestar de su hermano menor, no como otros que yo me sé.
Total que mucho oh oh oh pero al final Ikki acaba yendo al sitio ese, que es una isla. Su entrenador es un payo horrible y terrorífico qu le pega y le humilla y le somete a todo tipo de bestialidades e insultos, y la famosa técnica tutiplén que tiene que aprender no hay manera de pillarle el tranquillo. Así que ya vemos a Ikki sufriendo lo que no está escrito, que en el fondo es una cosa muy erotizante para las mujeres, ver a un hombre interesante echándole un par y aguantando carros y carretas mientras sólo le tiembla una ceja. Bueno, la verdad es que en la serie los caballeros heridos berreaban como cerdos en matanza, pero es lo de menos.
Y todo esto sin mentar su hermano ni acordarse de la madre de nadie, que tiene más mérito.

El caso es que el pobre Ikki vivia sin vivir en él, pero como Dios
aprieta pero no ahoga, ahí estaba la dulce y virginal hija del maestro dispuesta a curarle las heridas y a tratarle amablemente (creo que a escondidas, porque no creo que el maestro consintiera la peligrosa mezcla de chica dulcecita y virginal made in mente calenturienta japonesa + chicarrón herido, mmmm, con el morbo que da un hombre vendado, despertando el instinto maternal y procreacional).
Y así fue como Ikki vivió un infierno pero sin olvidar que en el mundo existe el amor, y las sonrisas, y la dulzura, y las florecitas de la montaña, y el olor de las nubes. Pero en estas que el maestro le da la última oportunidad de matarle para conseguir la valiosa armadura del Fénix, e Ikki se niega por respeto para su matestro. La chica se interpone y su propio padre le da boleto, que es algo que está muy feo de hacerse. Y como no podía ser de otra manera, Ikki reune la ira que le faltaba para dominar la técnica tutiplén y mata al maestro. Y hale, ya se ha ganado la armadura de bronce y ya puede ir por el mundo a expandir su amargura y rencor.
Pero no pasa nada porque unas cuantas peleas después
se reencuentra con su hermano, se vuelve bueno, descubre el valor de la amistad masculina (porque cuando uno no tiene novia, le quedan los amigos) y se dedica a deleitar al espectador femenino dejándose ver de tanto en tanto atoñinando al personal cuando las cosas van muy mal dadas para los héroes principales.
Como veis no soy
ninguna friki del manga ni me acuerdo bien del argumento (que por otra parte, es una paranoia total), porque aquí lo que importa es la CARNE y los tíos buenos, pero no unos tíos cualquiera, no, no, hombres de los que ya no quedan, que los tienen como el caballo de Espartero.

No me digais que el pobrecillo no está para decirle que aún puede encontrar otra mujer de su vida.


4 comentarios:

  1. Otro mito erótico, éste de la temprana adolescencia... mira que era pánfila, pero Sheila de "Dragones y Mazmorras"... pelirroja, con pecas y una minifalda de vértigo. Lo que hoy en día se denominaría un "pibón". Lástima que era un pelín niña tonta, en este sentido la acróbata le daba mil vueltas. Claro que entonces yo no estaba por la interculturalidad :D

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  2. jiji...jejeje...jejejejeje...jajajajaja...JAJAJAJAJAJAJAJAJA
    :P
    Si es que ya lo sabía yo ;-)
    A mi me ponía Shaina (la "mujer caballero" que se la tenía jurada a pegaso). Pero el muy cabrón de Seiya se hizo con su corazón antes que yo!!!

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  3. Rober, no desesperes, por lo visto Shaina no recibió el amor de Seiya, que era un empanao que estaba más por otros asuntos...
    http://groups.msn.com/loscaballerosdelzodiaco2/amor1.msnw

    Interesantes reflexiones se podrían hacer sobre las mujeres caballero y por qué tenían que taparse el rostro...

    Accesan...tranquilo, lo tuvo ya ha sido analizado por Viruete:

    http://www.viruete.com/2006/12/me_enamore_de_un_dibujo.html

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  4. Que mamón el Seiya...preferir a la repollo de Shaori...bueno, mejor para mi!! XD
    Lo de las mascaras para ocultar su feminidad es algo que practicaron varias guerreras/piratas a lo largo de la historia (no con mascaras, pero si ocultando los senos, vistiendo como hombres, cortandose el pelo, etc).

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